Las rutinas… ¿Mejoran tu productividad? - somoscoaching.com
2 junio 2023

Las rutinas tienen mala fama. Cuando pensamos en ellas, siempre nos vienen a la mente situaciones de aburrimiento, de trabajos repetitivos, etc. Sin embargo, ¿realmente son negativas para nuestra salud y para nuestro bienestar psicológico? Vamos a intentar dar respuesta a esta cuestión que tanto nos atañe.

Las rutinas y sus beneficios… O perjuicios

Cuando llegan las vacaciones, una de las frases más escuchadas viene a decir algo así: “Estoy deseando escapar de la rutina”. Es posible que tú mismo lo hayas dicho alguna vez. No es extraño, y, de hecho, pensar así tampoco tiene por qué ser negativo.

Ahora bien, sí que tenemos que afirmar sin miedo a errar que las rutinas son positivas y, yendo más allá, resultan incluso necesarias. Así pues, vamos a explicar los porqués para que queden bien claros.

Los motivos por los que necesitamos de las rutinas

En breve haremos un largo repaso a los beneficios de las rutinas. Antes, nos gustaría hablar de los motivos que hacen que las mismas nos sean tan buenas. Toma nota.

¿Te vas a dormir todos los días a la misma hora? ¿Tus horarios de trabajo se repiten día a día? ¿Comes a diario en las mismas franjas horarias? Si es así, enhorabuena, lo estás haciendo bien, y tu cuerpo y mente te estarán agradecidos por ello. 

Las rutinas en el día a día

Desde que somos niños, desarrollarnos en un ambiente rutinario nos ayuda. Saber a qué nos tenemos que atener, con límites bien marcados, facilita que los pequeños crezcan con mayor seguridad, con menos desasosiego y frustración.

Disponer de horas de sueño, de juego, de comida y de otras rutinas, resulta beneficioso. Y eso que pasa cuando somos infantess, también sucede a medida que crecemos y nos convertimos en adultos.

Desde niños hasta adolescentes, y posteriormente como adultos, nos convertimos en personas que tienen que diferenciar sus horas de estudio o trabajo de las de descanso, de sueño, de comidas, etc.

Esto permite alcanzar un elevado nivel de tranquilidad vital. Así pues, evitar los extremos y las vidas desorganizadas nos ayuda a ser más felices, más productivos, a optimizar nuestro día a día y a estar mejor en el campo psicológico personal.

La estabilidad de las rutinas va acompañada de tranquilidad

¿Qué prefieres, no saber si llegas a fin de mes, o tener un trabajo estable que te permita cubrir tus necesidades básicas? Vivir siempre al límite puede ser positivo durante un tiempo. No obstante, si se excede, acaba por generar un estado constante de estrés y frustración.

Es más, cuando sentimos esa estabilidad tan necesaria en la vida, estamos más tranquilos. Dicho eso, con esta tranquilidad de tener las necesidades cubiertas, también notamos mayor seguridad, lo que nos facilita que nos centremos en otros objetivos.

Todo ello simplifica el que nos centremos en nuestros objetivos, como decimos, puedan ser personales o profesionales, y a su vez aumenta nuestra calidad de vida.

La disciplina de las rutinas

Ahora bien, también es cierto que, a veces, someternos a cierta disciplina puede ser desagradable. Pero, es más, esta no es la única razón por la que nos ponemos en peligro. Igualmente podría darse la situación de acomodarse en la zona de confort, lo que tampoco puede ser beneficioso para nosotros.

Si nos acomodamos en la zona de confort, tendremos mayor pereza para salir de ella, lo que podría hacer que perdamos oportunidades que pasan ante nosotros y no vemos. Moverse, cambiar, accionar ciertos resortes será difícil, y diremos aquello de más vale malo por conocido, refrán poco adecuado en muchas circunstancias.

Lo predecible, en realidad, produce calma en el cerebro humano. Las situaciones que ya sabemos que ocurrirán y que no cambiarán nuestro devenir tienen esa parte beneficiosa, pues permiten que estemos tranquilos, a sabiendas de que no habrá sorpresas desagradables.

Pero, si lo miramos con cierto ojo crítico, el hecho de que no vaya a haber una sorpresa desagradable por ser algo predecible, también implica que no habrá sorpresa agradable, es decir, es posible que avanzar sea más difícil.

Es por ello que, pese a las circunstancias del día a día, tengamos que trabajar con una elevada disciplina para comprender que lo bueno de las rutinas, lo predecible, de llevarse al exceso, también puede convertirse en algo malo, negativo en nuestro devenir diario.

Y, por supuesto, siempre hay circunstancias ajenas a nosotros mismos que pueden hacer que haya cambios drásticos en nuestra vida. Pensemos en una separación, la muerte de alguien querido, el cambio de domicilio… Si estamos demasiado apegados a nuestras rutinas, superar circunstancias complejas o dolorosas puede ser más complicado.

Las rutinas y la capacidad de adaptación

Por todo ello, hemos de trabajar en un estado óptimo que nos permita vivir en un mundo rutinario positivo. Pero, llegado el momento, hemos de saber cómo avanzar, evolucionar, aprovechando las oportunidades o sabiendo cómo sobreponernos a las circunstancias más difíciles que surjan. 

Por ello, pese a que queramos vivir en un mundo de rutinas, hemos de mantener una actitud despierta y activa. Gracias a ella, nos será más fácil reconocer el malestar. Y, además, si observamos que se acercan momentos difíciles o cambios, estaremos mejor preparados para afrontarlos.

En muchos casos, nuestros cerebros muestran cierta tendencia acomodaticia. Es decir, prefiere estar tranquilo, sabiéndose seguro dentro de las rutinas que nos rodean. En cualquier caso, hemos de luchar contra eso. Pese a que nuestro mundo parezca predecible y controlable, siempre podrán aparecer sorpresas para las que hemos de estar preparados.

La rotura de las rutinas

Además, cuando aparecen las vacaciones, no es malo romper en cierto grado las rutinas que nos acompañan a diario. Eso sí, si se presentan como un obstáculo por tener que romper con nuestro día a día controlable y cómodo, tal vez haya un problema a estudiar. Dichos problemas que acontecen en estos periodos de relax y descanso, según los estudios, no son pocos, y vienen en parte propiciados con esta salida de la vida controlada y cómoda que puede ser que llevemos. Por ejemplo, en esta etapa vacacional se disparan los divorcios y los estados depresivos.

En muchas ocasiones, la falta de comunicación puede provocar que las rutinas se tornen odiosas o aburridas. Para que esto cambie, es conveniente tener claro cómo hablamos con las personas de nuestro entorno. Es bueno adaptarse a quienes nos rodean, pero también ellos se han de adaptar a nosotros, a nuestras inquietudes y deseos. Ahora bien, ha de ser un toma y daca, buscando un equilibrio adecuado.

En el caso del mundillo laboral, ocurre exactamente igual. Si estamos en nuestra zona de confort, todos los días haremos lo mismo. Esto puede provocar falta de motivación e incluso cierto malestar que no siempre somos capaces de detectar.

Los hábitos diarios, llevados al extremo de la continuidad excesiva por no querer cambiar nada, pueden acarrear problemas psicológicos. De ahí surgen, a posteriori, situaciones como la célebre depresión postvacacional. Volver a lo de siempre para muchas personas se convierte en algo rutinario y aburrido que genera poca motivación, apatía y desgana plena.

Por todo ello, hemos de ser conscientes de lo bueno que tienen las rutinas, pero también de los riesgos que pueden traer aparejadas. Encontrar el encaje adecuado se convierte en clave para no caer en la zona de confort plena. Su buscamos nuevos retos, nuevas rutinas profesionales y personales, podremos dar con ese punto de equilibrio que nos otorgue la fórmula para encontrar la felicidad en todos los ámbitos de la vida.

Beneficios de las rutinas

Llegados a este punto, y visto tanto lo positivo como lo negativo que las rutinas pueden aportar a nuestra vida, consideramos importante saber qué beneficios van a conllevar a nuestro día a día. Y es que, si sabemos implementarlas correctamente, nuestra atención y concentración aumentarán de manera sobresaliente. Veamos los porqués.

Aumento de la eficiencia

Las rutinas mejoran nuestra eficiencia. Patrones, prácticas, revisiones, procesos y todo, al trabajarlos de forma común y rutinaria, permiten que las habilidades se completen, lo que, con el tiempo, se vuelven fundamentales en nuestra vida.

Planear y pensar reducen al mínimo las pérdidas de tiempo. La rutina libera la memoria consciente para trabajar en más tareas. Todo ello aumenta la productividad y, por tanto, la eficiencia.

Ahora bien, no confundas la rutina con la costumbre. Una cosa no quita la otra, por lo que, cada cierto tiempo, hay que variar ciertos aspectos para que el cerebro no se acomode.

Mejora de la salud mental

El desorden vital genera estrés. Esta es una máxima clara y diáfana que da lugar a crisis de vida a muchas personas. Por eso, contar con un ámbito rutinario y especializado ayuda a reducir el caos y, por ende, la ansiedad del no saber qué sucederá en el futuro próximo.

Una rutina diaria ejecutada con acierto y pensada detenidamente ayuda a planificar las jornadas para que los imprevistos estén contemplados y ajustados. Es decir, ayuda a conseguir los objetivos.

Mejor organización de la vida

Si te quieres organizar bien, las rutinas son necesarias sí o sí. Ser ordenado en la vida es importante para crear una planificación adecuada a nuestro devenir. Siempre hemos de establecer metas que cumplir y, como es lógico, cumplirlas.

Una vez hemos comprendido e interiorizado la necesidad de las metas y de la organización, podemos proceder a establecer un sistema de rutinas y horarios para diversos actos diarios, como el aseo, el desayuno, la comida, la cena, las horas de trabajo, el tiempo libre, el sueño… Así, reforzamos el control y distribuimos de manera adecuada nuestra energía.

Guarda tiempo para tu relax

El tiempo para relajarse y disfrutar de un rato libre también es importante y debe estar dentro de la planificación rutinaria. Y es que, en el día a día, tenemos que tener ratos para respirar, para no hacer nada, para desconectar y para disfrutar de esas actividades que más nos gustan y nos relajan.

Piensa en lo que sea que te guste especialmente. Puede ser el deporte, caminar al aire libre, el cine, la playa, leer… Hay miles de actividades que realizar para que tu mente se relaje y desconecte.

Cuida la calidad del sueño

Otro elemento de tu vida que has de cuidar con mucho ojo. La calidad del sueño y el descanso adecuado es una necesidad perentoria para afrontar cada día con la energía suficiente para que no te falte gas en toda la jornada.

A veces, para ser productivos en el trabajo y llegar a todo con la familia hemos de echar el resto y esforzarnos al máximo. La mejor manera de reponer el combustible es durmiendo bien, y que el tiempo no baje nunca de las 7 horas.

Si duermes al menos 7 horas, y lo haces bien, sin estrés ni ansiedad, te garantizas el dar el máximo al día siguiente. De ahí la necesidad de disfrutar de un descanso de calidad para tus planes no se vean comprometidos.

No acumules trabajo ni procrastines

Si acumulamos trabajo en exceso, acabamos por procrastinar porque no podremos con todo y daremos pie al fenómeno llamado bola de nieve. Es por ello por lo que, si vivimos en un mundo de rutinas bien organizadas, nos ahorraremos estos problemas y cumpliremos nuestros deberes y obligaciones en los horarios propuestos.  

Evita los malos hábitos

Cuando las rutinas son consistentes, ganamos en seguridad. Así pues, nuestro cerebro se anima, lo que actúa como recompensa. Esta autodeterminación va poco a poco minando los malos hábitos, que terminan por desaparecer casi por completo. A largo plazo, las mejorías son muy notables.

Las rutinas y el coaching

Si no sabes cómo implementar una buena organización basada en las rutinas más productivas, es posible que un buen coach te pueda ser de ayuda. Para ello, solo has de echar un vistazo a nuestra plataforma. Aquí encontrarás grandes profesionales deseando ayudarte para que mejores a tiempos agigantados.

Recuerda la importancia de la organización basada en las rutinas y aprovecha los beneficios que te aportará la experiencia y los conocimientos de los coaches. Hoy puede ser el primer día de tu nueva vida productiva, plena y feliz.

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