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Coaching infantil: ¿Qué aporta un coach a los niños?

8 septiembre 2022

Tal vez no tenías constancia de ello, pero, en efecto, existe el coaching infantil. Esta es una metodología que, con notable frecuencia, asociamos a los adultos. Pero, ¿qué hay de los más pequeños de la casa? Pues también ellos se pueden aprovechar de las oportunidades de crecimiento que aportan las técnicas usadas por los coaches.

Qué es el coaching infantil

El resumen es sencillo. De hecho, en nuestro blog hemos hablado largo y tendido sobre el coaching, las diversas posibilidades, su metodología y a qué tipo de perfiles va dirigido.

En este caso, podríamos hablar de una serie de métodos aplicados a los niños, para que mejoren en diversos campos de su vida, como veremos a continuación.

Así pues, no adelantemos acontecimientos. Vamos a ver paso a paso qué aporta un coach al devenir del desarrollo infantil.

Descubre los beneficios del coaching en los niños

El coach se puede aplicar a los más pequeños de la casa si observamos que podrían mejorar en algún aspecto concreto. También si vemos que los chicos podrían dar más de lo que dan. O simplemente para que se sientan más plenos y felices en su día a día. Las posibilidades son muchas y muy variadas. Igualmente será útil para adultos, para mejorar en sus estilos de crianza, capacidades comunicativas, etc.

Sirve de estímulo de la autoestima infantil

Los niños necesitan una elevada autoestima para disfrutar de un desarrollo óptimo. Ya al nacer, cuando apenas son bebés con horas de vida, empiezan a mejorar sus sentidos, asimilando tonos de voz, expresiones y lenguaje corporal de quienes les rodean.

Recordemos que toda palabra, toda acción y todo gesto tienen impacto en la autoestima de cualquier persona, especialmente en los más pequeños de la casa. Por eso requieren recibir elogios, por ejemplo, cuando hacen algo bien, aunque sean pequeños y creas que no se enteran bien de las cosas.

Con los niños hemos de ser muy pacientes. Así pues, cualquier cosa que les haga sentir capaces, fuertes y válidos, será óptima para su buen desarrollo. Igual sucede, pero en sentido contrario, si los comentarios son siempre denigrantes, si los comparamos de forma negativa o si les decimos demasiado a menudo que no valen, que no son capaces y que les falta fuerza.

En todo este espectro positivo trabaja el coach infantil. Este profesional se encarga de hacer saber al niño que tiene talento y que es una persona capaz y valiosa. Evita comparaciones con adultos, hermanos o compañeros y lo alienta para que se fije en sí mismo, en sus posibilidades de crecimiento.

Mejora tu relación con tus hijos

Además, el coach también puede trabajar con los padres. ¿Te cuesta comunicarte con tus hijos? Tal vez usas ciertas palabras, tonos o frases que afectan más a tus peques de lo que piensas. A ratos, como adultos, no damos importancia suficiente a cuanto decimos delante de los infantes, y no terminamos de tener claro que cada detalle puede afectarles sobremanera.

Así pues, un coach también nos podrá ayudar a mejorar las relaciones con los hijos, ya sean pequeños o incluso adolescentes. Aumentaremos nuestra empatía y podremos establecer niveles comunicativos que hasta ahora tal vez no veíamos o no teníamos claros.

Reconocimiento infantil

Todo esto hace que podamos ver la relación padre-hijo como un todo de reconocimiento. Y es que, como decimos, la crítica, según el momento y cómo se verbalice, puede ser muy dolorosa de cara a los infantes.

Así pues, el coaching infantil permite que los padres logren un enfoque que, sin perder de vista el pragmatismo, se vuelve más positivo, y nos ayuda a reconocer todo lo bueno en nuestros hijos, potenciándolo, y minimizando a su vez lo negativo.

Recordemos una vez más que el coaching infantil no solo se centra en el trabajo con los niños. El profesional también actúa con los mayores que lo rodean, en especial, con padres y hermanos si los hubiera. De esta forma se puede lograr una convivencia más plena y feliz para todos.

El coach se encarga de que el núcleo familiar trabaje la concordia. Se cultiva un ambiente positivo, de reconocimiento, de empatía y de bienestar. De esta forma todos estarán más agradecidos y vivirán mejor.

Establecimiento de límites y disciplina positiva

Muchas personas confunden la disciplina con el autoritarismo. No es así. El objetivo de la impartición de disciplina positiva está centrado en la marcación de límites. Es decir, lograr que el niño tenga autocontrol y sea capaz de comportarse dentro de unos parámetros sensatos previamente implantados.

Conseguir que el chico respete los límites no es sinónimo de obligarle, o de conseguirlo por medio de métodos autoritarios. De hecho, está lejos de ello, pues si actuamos de esa forma, podemos dañar la autoestima y la autoconfianza del pequeño.

Para que el joven entienda sus límites, y sea disciplinado, sabiendo controlarse, es imprescindible que el coach trabaje con él, explicando cómo comportarse, entendiendo hasta dónde llegar y hasta dónde no, de manera que, con el tiempo, se desarrolle también como adulto responsable.

El coach ayudará a la familia a poner reglas en casa. De esta forma, se pueden desarrollar expectativas adecuadas y autocontrol por parte del joven, y también de los demás miembros del núcleo.

Además, trabajará con todos los miembros para entender que no actuar según los requerimientos debe ir acompañado de consecuencias negativas, como pérdidas de privilegios. También funcionar de acuerdo a lo que se pretende podrá ir acompasado a consecuencias positivas, siempre que sea bajo la premisa de las reglas impuestas.

Compartir tiempo de calidad

Otro aspecto del que el coach hará partícipe a toda la familia. Es necesario que los niños, además de disponer de elementos materiales, también tengan tiempo de calidad que compartir con sus padres y con sus hermanos.

El coaching infantil incide con especial fuerza en esta necesidad. Ya sea durante la hora de la comida, o cuando los padres tengan ratos libres. Es muy bueno que los miembros quieran estar juntos un rato, y aprovechar dicho tiempo para disfrutar, para reír, para comentar el día, para hablar de expectativas o para lo que sea, siempre que entre dentro de un terreno personal, atractivo, divertido y de calidad.

Si los niños se saben atendidos, confiarán en sus padres. Recordemos que, si un chico no tiene claro que le pueda contar todo a sus progenitores, tal vez confíe ciertos secretos a amigos de su misma edad. En esos casos, el consejo que puedan recibir no será muy experimentado. De ahí que, como adultos, debamos ganarnos su confianza, no traicionándola nunca. Y así estableceremos relaciones más cercanas, activas y verdaderas.

Con estas actividades no solo obtenemos gratificación, también establecemos premisas relacionales excelentes para que toda la familia se sienta motivada a hablar, a compartir intimidades y a realizar cosas juntos, ya sean juegos, ir a un concierto, marchar de excursión…

En estos asuntos, tenemos que hacer especial referencia a los casos de adolescentes. Es cierto que puede parecer que requieren de menor atención. La realidad es que no es así. Si bien es verdad que buscan y necesitan más independencia, eso no implica que no puedan pasar tiempo de calidad con su familia. De hecho, aunque cueste, es bueno hacerlos partícipes de las decisiones familiares, y es necesario que aporten, y que se sientan parte activa del colectivo familiar.

Convirtiéndose en modelo a seguir

Como decimos, el coaching infantil no siempre trabaja con el niño. También es importante actuar con la familia, por lo que el coach se encargará de guiar a los padres, para que encuentren dentro de sí mismos la capacidad para ser ejemplos que seguir por sus hijos.

Se dice mucho, y no sin poca razón, que los peques son como libros en blanco. Ellos aprenden mucho según el aprendizaje vicario, es decir, observando a su alrededor, mirando a las figuras de autoridad que les rodean, en este caso, los padres, los hermanos mayores, los profesores, etc.

Así pues, si somos personas que actuamos con violencia, con agresividad, con gritos, etc., ellos imitarán la situación y harán lo mismo. De ahí la importancia de tratar con un coach que nos pueda mostrar cómo ser personas más conciliadoras, capaces de escuchar, de negociar, de transmitir.

Todo esto está dentro de nosotros. Cualquier persona puede ser conciliadora y amable, solo hay que saber buscar en nuestro interior. Por eso, si tenemos hijos, es conveniente que nos vean como ejemplos positivos, pues ellos nos observan, somos sus modelos.

Aprendamos a ser tolerantes, respetuosos, cordiales, honestos y amables. Nosotros, como adultos, lo agradeceremos, y nuestros hijos, como niños y futuros adultos, también.

Aprender a comunicarse adecuadamente

La comunicación es clave en el mundo. Con los niños, más si cabe, pues hemos de trabajar con enorme paciencia, sabiendo que, sobre todo cuando son pequeños, tienen más problemas para explicar qué les sucede, cómo se sienten o qué necesitan.

Por tato, el coaching infantil se convierte en un método fantástico para aprender a comunicarnos mejor, tanto con los peques, como con cualquier otra persona, incluso con el médico pediatra, con los profesores y cuidadores, etc.

Además, el coach también enseñará a los peques los mejores métodos para comunicar, para hablar con sinceridad, para que los niños sean capaces de expresar sus sentimientos, sus anhelos, sus deseos, etc.

Si tanto el niño como el adulto son capaces de expresar sus expectativas, sus problemas y sus emociones, será mucho más fácil que, entre ambos, encuentren soluciones adecuadas a los problemas.

De esta forma se crean ambientes más cercanos a nivel comunicativo. En el momento de negociar, de resolver problemas de formas consensuadas y de aportar alternativas, todo será mucho más sencillo.

Valores, motivaciones, fundamentos y sugerencias estarán a la orden del día gracias a una comunicación adecuada. El coach infantil trabajará con toda la familia para alcanzar dichos consensos.

Aprender flexibilidad y adaptarse a un estilo de crianza democrático basado en apego seguro

Otra herramienta clave para establecer una buena relación con los niños y que se puede adquirir gracias al coaching infantil. La flexibilidad nos permitirá adaptarnos a cualquier situación, sobre todo cuando tengamos que convencer al pequeño porque sus expectativas no son realistas ni realizables.

Es importante evitar frustraciones innecesarias en los hijos. Esto ni significa que los peques no se puedan frustrar bajo ningún concepto, pues es una situación irreal, ya que, a lo largo de su vida, este es un sentimiento con el que tendrán que bregar en más de una ocasión, y debe aprender a convivir con él.

Ahora bien, no hace falta que nuestros hijos estén frustrados todo el día. Tampoco les hace bien creer que viven en un mundo de rosas, o que los padres estarán siempre ahí para sacarlos de cualquier lío.

La flexibilidad tiene mucho que ver con el sentido común. Se trata de que, como adultos, apoyados por un buen coach infantil, podamos reestructurar el entorno para que el pequeño se sienta seguro, sepa cuáles son sus límites, y aprenda, se desarrolle y mejore en un ambiente adecuado a sus necesidades, que irán cambiando a medida que crece.

Con flexibilidad, y con la ayuda del coach, poco a poco se puede ir mejorando el estilo de crianza hacia un aspecto más democrático centrado en el apego seguro y positivo.

Muestra amor incondicional

Es conveniente como adultos mostrar siempre amor incondicional. De esta forma, los niños se sienten más seguros, sabiéndose cuidados y protegidos. Pero no siempre es fácil demostrar tal afecto.

El coach es también que se encarga de trabajar con padres con problemas para expresar sentimientos. Y es que, es necesario y bueno que tus hijos se sepan queridos y lo escuchen de tu boca.

Conciencia de limitaciones y necesidades

Un progenitor jamás debe aparecer ante sus pequeños como una persona perfecta. Recordemos que los padres han de mostrarse humanos, y por tanto, con limitaciones y necesidades. Puesto que somos el espejo en el que se miran, y ellos nos imitarán en numerosas ocasiones, no debemos crearles frustraciones innecesarias intentando ser como nosotros. Como adultos, hemos de animarlos a que sean ellos mismos, a encontrar su propio camino.

El coach ayuda a los padres a ser personas cariñosas, dedicadas, capaces de mostrar amor, de hablar de sus debilidades, de impartir disciplina positiva y de actuar siempre con coherencia.

Ten en cuenta siempre el coaching infantil para mejorar como progenitor. Si crees que necesitas ayuda para la crianza positiva de tus hijos, recuerda que un coach puede ser un apoyo extraordinario, tanto para el niño como para el adulto.

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