Entre los muchos problemas que puede generar un mal ambiente laboral no podemos pasar por alto uno especialmente grave: el síndrome de burnout. ¿Lo conoces?
Es posible que hayas oído hablar de este síndrome. No obstante, aunque este es su nombre oficial procedente del término inglés, en español lo conocemos mejor como el síndrome del trabajador quemado, o sea, sufrir estrés laboral o encontrarse mal en el puesto de trabajo.
Comencemos definiendo el término que da título a nuestro artículo de hoy. ¿De qué hablamos exactamente? El síndrome de burnout o del trabajador quemado hace referencia al sufrimiento de un estrés laboral que se ha hecho crónico.
¿Cómo sabemos que sufrimos estrés laboral crónico? A diario notamos una sensación total de agotamiento generalizado. Sea como fuere, dado que este no es el único síntoma, a continuación, dedicaremos un apartado completo para hablar sobre esta situación.
Pero antes de ello, sí que podemos adelantar que la manifestación del síndrome no solo es a nivel físico, también aparece a nivel mental. Es decir, sentimos que nos faltan fuerzas orgánicas y psicológicas para hacer frente a nuestras responsabilidades, y no solo nos referimos a las laborales. Cualquier cosa que hagamos será un suplicio completo.
Todo ello podría venir asociado a más consecuencias negativas. Al agotamiento se suman otros problemas, por ejemplo, las alteraciones de la personalidad. Estar quemados implica que nuestro carácter va a cambiar, seguramente a peor. Podríamos sentirnos más tristes, más irascibles, más coléricos, más sensibles… Incluso deprimidos, ansiosos, estresados en exceso…
Y no queda ahí el asunto. La autoestima del individuo también se ve tocada desde un punto de vista negativo. Esta decaerá de forma notable con el paso de los días, pudiendo bajar a niveles alarmantes si no se toman medidas a tiempo.
Todo ello debido a un proceso de desinterés progresivo del trabajador en su labor profesional. ello hace que desarrolle una reacción psicológica negativa hacia su puesto de trabajo provocado por diversos motivos.
Dichos motivos, como decimos, pueden ser muy variados. El principal suele estar relacionado con un mal ambiente en el puesto de trabajo. Sea como fuere, si la persona sufre mobbing, si el puesto no es adecuado a sus capacidades, o si simplemente empieza a aburrirse de su tarea porque ya no le atrae ni interesa, la falta de cambio y avance harán que el burnout no tarde en aparecer.
De hecho, estudios como el llevado a cabo por la OSHA marca sus orígenes principales en el exceso de exposición cuando hay trato con el público o con clientes, lo que también se denomina exposición social.
En cualquier caso, todas las ocupaciones pueden hacer que los trabajadores desarrollen síndrome de burnout. Para que aparezca, se debe dar una discrepancia notable entre las expectativas que posee el empleado y la realidad de las tareas que lleva a cabo. El día a día, la rutina, el exceso de tensión continuada, el mal ambiente, las peleas con jefes o compañeros, loas situaciones degradadas o los conflictos constantes, entre otras situaciones, podrían provocar que aparezca este problema grave.
¿Cuáles son los síntomas que han de hacer que aparezcan las primeras voces de alarma? Vamos a conocer algunos de los más significativos. Si los notamos, será mejor que, progresivamente, comencemos a tomar medidas.
Ya lo hemos comentado, pero no por ello hemos de pasarlo por alto. De hecho, dado que es la principal consecuencia, es necesario reforzar este punto y que quede absolutamente claro.
Entre las señales de agotamiento físico hemos de destacar las siguientes:
También debemos hacer un listado de las señales que aparecen cuando el agotamiento es mental:
Como es lógico, hay que reseñar que estos problemas no se presentan de forma aislada. Es decir, irán todos acompañados unos de otros. Podría ser que algunos aparezcan con mayor vehemencia. Sea como fuere, tanto los físicos como los mentales irán unidos y, aunque algunos no se manifiesten, o no lo hagan con gran claridad, siempre habrá un grupo de ellos afectando a la persona aquejada.
Este síndrome provoca que el comportamiento del trabajador que lo sufre cambie. Su carácter se agría, se vuelve más cínico y, en muchos casos, muestra actitudes de desapego e indiferencia hacia sus labores y responsabilidades, reduciendo de forma exagerada su compromiso hacia su trabajo.
De hecho, cuando una persona sufre este problema se muestra como alguien irritable, que salta por cualquier asunto, por nimio que pueda parecer en principio. Es más, será algo que se note especialmente en el puesto de trabajo, tanto con clientes como con compañeros o jefes. igualmente podría experimentarse en la vida personal, con los seres queridos, familiares y amigos.
Otro problema que conlleva la despersonalización es el endurecimiento del trato. La forma de actuar del trabajador con síndrome de burnout se vuelve más distante, con actitud chulesca o despreocupada. Poco a poco va saltando al entorno social y personal hasta que se produce el cambio total.
Como es lógico, la caída de la productividad laboral por la desmotivación que sufre el trabajador quemado también será muy notoria. Una persona así está frustrada, no se está realizando personalmente en su puesto de trabajo, y todo eso hace que no tenga especial interés en su labor, por lo que actuará de forma dejada, sin tomarse en serio su labor, olvidando sus obligaciones y responsabilidades, sin prestar atención a las tareas a realizar, y mostrando notable dificultad para concentrarse.
Una vez el empleado entra en este círculo vicioso, es muy complicado salir. De hecho, unos problemas retroalimentan a otros, por lo que el propio trabajador sufre por sentirse incapaz y falto de talento para lo que ha de hacer.
La dificultad para gestionar tareas, para hacer el trabajo con concentración y con el nivel de exigencia que se le pide, acaba por impedir que la persona avance en su realización. Todo ello conlleva pérdida de ánimo, fatiga mental y física y todo cuanto hemos comentado hasta el momento.
De esta manera, no tarda en aparecer la procrastinación. Al empleado se le acumulan las tareas. Y, lo que es peor, no encuentra el ánimo ni la fuerza para ponerse con ellas y cumplir su cometido en tiempo y forma.
Llegados a este punto, vamos a dar algunos consejos para explicar cómo se puede superar el síndrome de burnout. Hay diferentes medidas que podríamos tomar, aunque conviene saber cuáles son las causas y los síntomas principales para que se actúe de una u otra forma.
No obstante, siempre hay opciones más o menos comunes que toda persona puede poner en práctica para atenuar los efectos del síndrome a priori.
Un coach profesional puede ser una figura de gran apoyo en estos momentos cruciales en los que hemos de tomar medidas, a veces drásticas, para mejorar de este problema.
El profesional, tras varias conversaciones con el cliente, analizará los principales factores de riesgo que le han conducido a esta situación de quemazón laboral. Por ejemplo, su nivel de tolerancia a la frustración, su capacidad para exponerse al estrés, sus circunstancias vitales concretas…
Tengamos en cuenta ciertos detalles. Cuando una persona sufre una enfermedad grave, cuando ha pasado por una pérdida importante, cuando está en proceso de divorcio, por ejemplo, hay mayores posibilidades de que aparezca este síndrome.
En cualquier caso, el coach experto ha de analizar todos los factores que aquí entran en juego. Acabamos de hablar de los personales y sociales. Pero hay otros meramente profesionales y relacionados con la organización en la que trabaja el cliente. Buen ejemplo de ellos son los siguientes:
Para todo ello, una vez analizado por el coach, hay un método de mejora si se sufre el síndrome del trabajador quemado. Pero, en primer lugar, toca identificar los factores clave que están provocando el problema.
Una vez conocemos los factores que desencadenan la afección, se toman las medidas adecuadas para la mejora.
Si los problemas surgen por problemáticas sociales o familiares, habrá que poner en orden la vida personal del cliente para tratar este síndrome.
Si los problemas están en la organización, habrá diversas opciones para el tratamiento adecuado. Las vemos.
Es la opción más práctica y rápida. Si las condiciones de trabajo del empleado están provocando síndrome de burnout, conviene realizar un cambio rápido y cuanto antes. Así se evita que la afección se agrave.
En caso de que el problema esté dilatado en el tiempo y no tenga solución a corto plazo, conviene apostar por una reubicación del empleado. De esta forma se pueden conseguir mejoras al citado corto plazo mientras se trata el asunto en mayor profundidad para dar una solución a largo plazo y definitiva.
No siempre puede ser una solución coherente, ya que depende del ambiente organizacional, entre otros factores. Sea como fuere, si encaja, podría ser una opción temporal mientras se soluciona el problema de manera definitiva.
Una posibilidad muy necesaria es la de contar con asesoramiento experto en salud organizacional. Un coach, un psicólogo o un profesional de la mediación podría trabajar con la persona que sufre el síndrome de burnout para intentar encontrar soluciones.
A veces será necesario invitar al empleado a dejar su puesto de forma definitiva. En otras, tal vez haya posibilidad de mejora. Sea como fuere, los expertos siempre serán bienvenidos y necesarios cuando la situación se enquista y no muestra visos de arreglo a corto o medio plazo.
Se dan casos en los que el problema surge porque se adquieren hábitos tóxicos que impiden que el ambiente laboral mejore. Eso hará que muchos de los trabajadores se puedan ver presionados, quemados y hartos de su posición en la empresa.
Por lo general, esta solución implica contar con acompañamiento experto que ayude a descifrar las causas. Una vez analizado el ambiente, podrá ofrecer medidas que palíen la situación desagradable y problemática.
La primera y mejor opción es siempre prevenir para que estos problemas no aparezcan. Pero, si suceden, la posibilidad más rápida y eficiente es contar con expertos que puedan ser de ayuda.
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