Cómo combatir el síndrome del quemado - somoscoaching.com
7 abril 2022

No vamos a poner paños calientes ni mentir. Siendo sinceros, no hay duda. Combatir el síndrome del quemado o síndrome de Burnout no es nada fácil. De hecho, es más bien complejo y difícil. Sin embargo, hay opciones y posibilidades de mejora si se actúa pronto y con conocimientos adecuados.

¿Qué es el síndrome del quemado?

El síndrome de Burnout, llamado síndrome del quemado en nuestro idioma, es la condición de desgaste emocional y físico que sufren muchos trabajadores. Se vincula al ámbito de la empleabilidad, y acaba por afectar a todas las facetas de la vida de las personas que lo padecen.

El síndrome de Burnout se expande cada día más

A tenor de los datos que aporta la OMS, la Organización Mundial de la Salud, las cifras no son nada esperanzadoras. Actualmente, sobre un 10% de los trabajadores de todo el mundo sufren el síndrome de Burnout.

Esta afección puede incapacitar a la persona para realizar su trabajo y, además, podría venir acompañada de numerosas dolencias, por ejemplo, depresión, ansiedad, estrés… Así pues, combatir el síndrome del quemado es hoy en día más importante que nunca.

Y es que, aunque pueda reducir el rendimiento profesional y provocar trastornos mentales si se agrava y se alarga en el tiempo, también podría terminar por desembocar en dolencias físicas, pues todo en nuestro cuerpo, incluido nuestro cerebro, está íntimamente interrelacionado.

¿Qué puede provocar que aparezca este síndrome?

Es decir, ¿dónde están las causas que provocan la aparición del síndrome? No hay una específica, y podría darse el caso de que sea una combinación de motivos, o bien uno solo muy marcado. En general, destacamos las siguientes:

Sobrecargas de trabajo

Los excesos, la cantidad de horas extraordinarias, el tiempo dedicado a un empleo… Todo eso acaba por pasar factura. Esas jornadas maratonianas de, por ejemplo, 12 horas seguidas trabajando, pueden venir acompasadas con el paso de los días de una quemazón mental y física que nos impide realizar nuestra labor con profesionalidad y adecuados esfuerzos.

No significa esto que no se puedan hacer horas extra o que en un momento determinado tengamos cierta sobrecarga. Pero sí es cierto que, a medida que estas situaciones se hacen más comunes y habituales, van pasando factura.

La falta de descanso y desconexión adecuadas terminan por pesar en nuestros cerebros y en nuestros organismos. Y las consecuencias pueden ser funestas.

Mal clima de trabajo

No se puede combatir el síndrome del quemado en un ambiente laboral negativo. Si acudir a tu puesto de trabajo es como ir a vivir en una pesadilla, una especie de guerra fría, raro será que encuentres la motivación adecuada y que no te dejes influir por ese entorno.

Es decir, un mal ambiente, por más que seas una persona positiva, profesional y que no se deja influir por lo que le rodea, acabará por atacar a todo empleado, ya que una empresa implica que hay que trabajar en equipo. Si un individuo no hace su tarea, se dedica a criticar de forma negativa y destructiva, un jefe no sabe dirigir y provoca rencillas, etc., todos nos vamos a ver imbuidos por ese malestar que, poco a poco, irá pasando factura.

Estrés excesivo

Este punto puede ser variable. Es decir, podríamos estar en un entorno laboral que nos estresa porque se nos pide más de lo que podemos dar, o por muchos otros motivos. Pero también podríamos ser nosotros los causantes de ese estrés, quizás por ser demasiado perfeccionistas, por sufrir el síndrome del impostor, por dejarnos influir en exceso por otros actores de la empresa, porque nuestra vida personal no está en orden y eso afecta a nuestro desempeño laboral…

En cualquier caso, siempre que observemos que algo no encaja correctamente en nuestro desempeño laboral, si no nos hace felices nuestros puestos de trabajo, y si sentimos la ansiedad o la tristeza propias de hacer algo que no nos gusta o por lo que sentimos rechazo, es conveniente preguntarse qué anda mal y si es cosa del estrés.

Jerarquías confusas

¿Recibes órdenes de todo el mundo y sientes que los problemas del resto de compañeros con mayor o menor responsabilidad acaban vertidos en ti? Suele suceder cuando una empresa no ha jerarquizado su funcionamiento de forma adecuada.

Toda compañía que aspire a prosperar tiene que trabajar duro en organigrama propio. Los equipos de trabajo bien definidos, los líderes, los encargados de cada área, la labor que desempeña cada empleado…

Es decir, si no hay una organización excelente, es difícil combatir el síndrome del quemado. La comunicación entre trabajadores, tanto a nivel horizontal (entre empleados iguales) como vertical (de líderes y encargados al resto de la compañía) ha de ser clara, concisa, y preocupada de que cada miembro del equipo sepa bien qué hacer y qué responsabilidades tiene, tanto él como el resto.

Miedo

Sobre todo, el miedo a perder el empleo. A veces, sentimos que no valemos para nada, que mejor esto que no tener un lugar en el que trabajar. Todo ello provoca que aparezca tarde o temprano el síndrome de burnout.

Puede ser que no nos valoremos en nuestra justa medida, que tengamos una imagen propia negativa, o que estemos en un entorno perjudicial, en el que constantemente nos recuerdan la poca estabilidad de nuestro empleo, o tal vez suceda por la coyuntura socioeconómica, que hace peligrar el trabajo.

En cualquier caso, si sentimos un miedo constante a quedarnos sin trabajo, es posible que acabemos quemados. La falta de seguridad, de convicción en lo que hacemos, no suele traer consecuencias positivas.

Psicología y cargas laborales: una combinación complicada

En cualquier caso, las causas que nos obligan a combatir el síndrome del quemado no suelen venir solas. Es decir, es común que una combinación de situaciones nos provoque ese malestar que, si se enquista, puede acabar requiriendo ayuda profesional para salir de un bache que podría desencadenar trastornos como depresión.

Por lo general, las personas con alto sentido del perfeccionismo o la responsabilidad, o bien quienes pretenden escalar alto o son ambiciosos en exceso, suelen acumular cargas de trabajo excesivas que les terminan por pasar factura.

No obstante, este síndrome se puede prevenir. Así pues, al sentir los primeros síntomas, habrá que trabajar. Bien en solitario, con ayuda de un coach profesional, o incluso de un psicólogo, podemos encontrar un espacio seguro en el que mejorar del síndrome.

Aprende a combatir el síndrome del quemado o de burnout

Dicho esto, y dado que incluso la Organización Mundial de la Salud lo ha incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades, vamos a ver cómo podemos combatir el problema.

Detección del problema

Para trabajar bien este campo, lo primero será detectar el problema. ¿Cómo? Analizando las señales, tanto físicas como psicológicas.

Entre las situaciones más comunes que provocan síndrome de burnout podemos encontrar la sensación de cansancio, que puede ser tanto física como mental y emocional. También el sentimiento de insatisfacción laboral, el bajo compromiso con las responsabilidades y con la empresa y la provocación de que todo este malestar nos acabe afectando a nuestra vida personal y privada.

Prevención primaria

A partir de aquí, pasamos a la situación de prevención primaria. Ayuda a evitar el origen y a superar los primeros estadios del trastorno.

¿Cómo se trabaja en prevención primaria? Sobre todo, es labor de la empresa tomar las medidas pertinentes en este sentido. Por ejemplo, estudiando el factor organizacional y preparándolo para que todo esté de acuerdo a las necesidades productivas de los empleados.

Es decir, es labor de los líderes el gestionar que los recursos humanos de una compañía sean óptimos. Si el clima organizacional es el mejor posible, dotando a los empleados de garantías de bienestar, es difícil que alguien entre los colaboradores tenga que combatir el síndrome del quemado.

Líneas de actuación

Ya hemos visto algunas de las situaciones que generan el síndrome de burnout en los trabajadores. Por tanto, los líderes de área, los responsables, el departamento de recursos humanos y los jefes deben cuidar al detalle que su empresa cumple con estas líneas:

  1. Cada trabajador tiene clara su función y su puesto.
  2. Las personas que componen la plantilla tienen la formación adecuada para desarrollar las funciones encomendadas.
  3. Todos los empleados cuentan con las habilidades competenciales necesarias para cumplir sus encargos.
  4. Todos los colaboradores reciben el adecuado reconocimiento, por lo que saben que hacen bien su trabajo. Están valorados de manera correspondiente en forma de salario, tanto monetario como emocional.
  5. Los empleados de la empresa conjugan de forma adecuada su vida laboral con la personal y familiar.
  6. Los trabajadores conocen cómo funciona la empresa y están alineados con su estructura, sus mandos, sus objetivos y actividades y, muy importante, con su cultura y valores corporativos.

Evitar y combatir el síndrome del quemado implica conocer bien cada uno de estos puntos y darles respuesta adecuada. Los factores psicosociales son clave y una exigencia del entorno laboral. Así que, si no se tienen en cuenta, la productividad de cada individuo puede caer en picado por el simple hecho de no sentirse valorado, respetado y feliz en su desempeño.

De ahí que tomar medidas preventivas sea tan importante. Si evitamos el problema, habremos ganado mucho tiempo. Así que, como responsables, cuidar del bienestar psicosocial de la plantilla que conforma el capital humano de la compañía es un paso vital y una obligación de primera magnitud.

Compromiso con la empresa

¿Cómo se consigue que todos los empleados de una empresa se comprometan con esta? Digamos que esto es un toma y daca. Si un empresario cree que con pagar a sus trabajadores ya lo tiene todo hecho, probablemente esté bastante errado.

El colaborador que llega a su puesto de trabajo, ficha, termina la jornada y se va rara vez va a ser feliz y productivo al 100%. Requiere de mucho más para estar alineado con la filosofía empresarial. De ahí que necesite incentivos, motivación y trabajo en aquellos factores ambientales y psicológicos que le permitan dar el máximo de su capacidad.

Si observamos compañías como Google, por ejemplo, podemos ver ejemplos claros de incentivación del talento y el compromiso. Reconocer la labor bien hecha, dar tiempo libre, alimentar el compañerismo, trabajar en equipo…

En definitiva, si un trabajador está feliz y ve colmadas sus aspiraciones profesionales, personales y familiares, será más productivo. Y eso se logra con la adecuada calidad de vida.

Estrategias para afrontar el síndrome de burnout

Veamos algunas estrategias interesantes para afrontar el síndrome del quemado antes de que sea demasiado tarde y requiera ayuda profesional:

  • Hay que tener siempre plena conciencia y consciencia de la carga real de trabajo que nos podemos permitir. Luego, tocará delegar tareas.
  • En cuanto notemos los primeros síntomas, hay que pedir ayuda sin falta.
  • Hay que trabajar el perfeccionismo, pero impidiendo que ello nos paralice.
  • Pedir ayuda puede ser una buena idea. Profesionales como coaches o psicólogos estarán siempre ahí para echar una mano. Si necesitas expertos ampliamente experimentados, clica aquí.
  • Trabajar en la mejora sin caer en la perfección exagerada que nos pueda llegar a paralizar también es una buena idea para combatir el síndrome del quemado.
  • La realización de reuniones periódicas para reconocer el trabajo, analizar problemas, buscar soluciones…
  • Jerarquizar tareas para dar prioridad a las urgentes y reorganizar la labor para que esté siempre equilibrada.
  • Poner límites entre todos, tanto entre líderes y colaboradores como viceversa, a nivel horizontal y vertical.
  • Mantenerse en forma, realizando ejercicios diarios, llevando una alimentación equilibrada, evitando los excesos con alcohol, grasas, café, tabaco…
  • Dormir bien y disfrutar de actividades de ocio y tiempo libre.
  • Disfrutar de relaciones sociales sanas, evitando amigos y familiares tóxicos o que no comprendan la situación o la puedan empeorar.
  • Realizar pausas en el horario de trabajo.
  • Hacer ejercicios de respiración, concentración, meditación, mindfulness
  • Reforzar la autoestima, darse premios merecidos (un abrazo, una visita al cine…).
  • Si no hay más remedio, hay que dejar el empleo.

Todo esto ayudará a superar y combatir el síndrome del quemado. Pero, si no se puede en solitario, pues no siempre es fácil y a veces resulta frustrante, aquí puedes encontrar coaches profesionales que te serán de gran ayuda en este trance de tu vida.

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