Dado que más de un usuario nos ha hecho esta pregunta, hemos pensado que es buena idea responderla. Así pues, toma nota de los siguientes párrafos, pues vamos a explicar qué habilidades personales merece la pena trabajar y desarrollar de manera adecuada.
Eso sí, antes de arrancar, consideramos necesario explicar qué son las habilidades personales y para qué sirven. Por lo tanto, empecemos la casa por los cimientos, y no por el tejado.
Lo primero que tenemos que hacer es diferenciar entre habilidades blandas o soft skills, y habilidades duras o hard skills.
Dado que no son estas las que nos interesan en este artículo, las vamos a definir para que sepas cómo diferenciarlas de las blandas o personales.
Una habilidad dura o hard skill responde a aquella competencia que demuestra una capacidad concreta para la que hemos recibido formación específica y en muchos casos titulación. Por ejemplo, hablar con fluidez un segundo idioma, disponer de un grado universitario o profesional, saber escribir a máquina de forma rápida y competente, etc.
Sin embargo, las habilidades blandas, también llamadas soft skills, son difícilmente cuantificables, pero igualmente importantes. Se podrían definir con aquellas aptitudes personales, sociales o interpersonales que nos diferencian y nos definen. Por ejemplo, la creatividad, la capacidad para establecer comunicaciones fluidas, el liderazgo, etc.
Una habilidad blanda, también llamada habilidad personal, es clave para desempeñar con éxito cualquier tarea, ya sea en nuestra parcela de vida privada, o bien en el campo profesional en el que desarrollemos nuestra labor.
Así pues, aunque algunas habilidades blandas las podemos disfrutar desde el nacimiento o las hemos podido adquirir con la experiencia vital, las duras se ganan con la trayectoria laboral o por medio de estudio.
Ahora bien, las habilidades blandas también se pueden trabajar y ganar a través de la formación y de la adquisición.
El coaching puede ser una herramienta vital para todo ser humano. ¿Por qué? Porque te puede ayudar en tu vida privada, y también en tu vida profesional.
El coach es el experto que conoce el proceso de cambio de la persona, logrando a base de preguntas y actividades que nuestros pensamientos limitantes vayan transformándose en esperanza y crecimiento.
Por tanto, un coach es un profesional que nos acompaña durante una temporada y nos permite crecer. Y lo hace permitiendo que cada coachee o cliente extraiga de su propio interior todo el potencial que lleva dentro, pero que no sabe que posee y que no ha logrado liberar todavía por simple falta de conocimiento concreto para hacerlo.
Por eso te invitamos a que contactes con cualquiera de los coaches que encontrarás en esta plataforma. Según tus necesidades, ellos pueden ser personas clave en tu vida futura, pues tienen los conocimientos y las herramientas adecuadas para que arranques con un proceso de cambio que te facilitará que hoy sea el primer día de tu nueva vida más plena, feliz y productiva.
Dicho esto, veamos ya cuáles son las habilidades personales que merece la pena trabajar y que son más valoradas en la actualidad, tanto a nivel profesional desde el punto de vista profesional y de reclutamiento de trabajadores, como a nivel personal, para disfrutar de una vida más llevadera y significativa.
Recuerda antes de continuar que estas habilidades que aquí reseñamos no nos las hemos inventado. Su importancia se extra de informes realizados por prestigiosas plataformas como el World Economic Forum o expertos de LinkedIn, la célebre red social centrada en el trabajo y la búsqueda de empleo o el networking, entre otros fines.
Es una de las habilidades personales más importantes. Piensa por un momento y haz un pequeño ejercicio. Cuando escuchas a los demás, ¿estás pendiente de lo que dicen, o esperas a que acaben para lanzar tu alocución?
La escucha activa implica prestar atención a cuanto nos comentan y, una vez nos dan paso para responder, contestar o replicar a eso que nos dicen, y no a lo que nos apetezca decir en cada momento sin hacer caso a nuestro interlocutor.
Cuando hables, piensa menos en ti y más en la otra persona. Sé parte activa de la conversación, pero no trates de convertirte en el único protagonista, pues de esa forma pierdes tu capacidad para entender qué te dicen, qué te comunican, y qué te quieren hacer saber, y esa información que debemos recibir y a la que no atendemos de manera correcta puede ser clave en cualquier momento.
Te guste más o menos, el mundo está cambiando, y lo hace contigo, o a pesar de ti. Por ello, cuanto más flexible y adaptable seas, mejor entenderás cómo ser uno con este mundo, aprendiendo de esos cambios y vaivenes que se dan sí o sí.
Si no somos capaces de adaptarnos a las nuevas realidades, nos vamos a quedar relegados. La competencia estará por delante. Entonces, nuestro posible éxito se verá cada vez más lejos, hasta que desaparezca y resulte imposible.
Más allá del campo profesional, imagina que eres padre de un niño. El pequeño va a crecer. Los chicos no se comportan igual cuando tienen un año que cuando tienen diez o cuando tienen dieciséis. Si no somos flexibles y no nos vamos adaptando a sus necesidades a medida que los niños se desarrollan, ¿qué crees que ocurrirá?
La comunicación clara y objetiva es una de las habilidades personales que más hemos de trabajar. Si no hablamos de forma diáfana y libre, no podemos esperar que las personas que nos escuchan nos entiendan.
Hay muchas formas de comunicar. Sea como fuere, la nuestra debe ser muy objetiva. Si estamos trabajando y damos una orden, que vaya directa a la persona que la tendrá que cumplir. De lo contrario, la información podría diluirse.
En el acto comunicativo, es necesario que no haya elementos que distorsionen el significado del mensaje. Por ejemplo, si pedimos a alguien que haga algo, hagámoslo de forma directa, y no por medio de interlocutores que podrían desvirtuar la información que pretendemos hacer llegar.
En la actualidad, la inteligencia emocional es una herramienta para la vida y para el trabajo de primera magnitud. Por ello hemos de mantenerla siempre equilibrada y bien trabajada.
Saber reconocer nuestras emociones, tanto si son positivas como si son negativas, y tener la capacidad de manejarlas a nuestro antojo según la situación, es una habilidad personal magnífica que nos ayudará en el trabajo y en la vida diaria.
Pensemos en una discusión con otra persona. ¿Qué pasa si perdemos los papeles y empezamos a gritar? Nos hemos dejado llevar por el secuestro emocional impidiendo un manejo adecuado de nuestras emociones. En ese instante, son las emociones las que toman el control, y no nuestro cerebro objetivo.
Si queremos solucionar conflictos, vivir con plenitud, comunicar de forma clara y mantener una escucha activa inteligente, una de las habilidades personales que hay que trabajar, y mucho, es la inteligencia emocional. No lo olvides.
La innovación es una de las habilidades personales que más se deben trabajar. Como hemos dicho anteriormente, el mundo está cambiando. La tecnología avanza a pasos agigantados, las fronteras se caen y la comunicación hoy en día es más veloz y fluida de lo que jamás fue.
En un ámbito laboral, igual que en uno personal, hemos de mantener siempre la mente abierta, proactiva, dispuesta a innovar en lo que sea con tal de introducir mejoras que faciliten nuestro día a día.
Tanto si te mueves en un entorno innovador como si lo necesitas, jamás te cierres a ello, pues va a ser necesario para destacar. Por eso es tan valorado que un individuo sea capaz de innovar.
Recuerda que, cuando hablamos de innovar, no solo nos referimos a tecnología y ciencia. Encontrar nuevas formas de comunicar, de resolver problemas y de afrontar obstáculos o situaciones que se presenten también son elementos que entran dentro de esta competencia tal vital hoy en día.
El trabajo en equipo es otra de las habilidades personales o competencias blandas que se valoran en la actualidad. Recuerda que, como ser humano, vives en sociedad, en grupo, y este grupo te hace más fuerte.
Trabajar en equipo exige mantener una mente abierta, estar siempre dispuesto a la escucha activa, practicar la empatía y ser capaz de comprender y aceptar otros pareceres e ideas.
Una persona puede tener magníficas ideas. Ahora bien, si solo se cierra a su pensamiento, dichas ideas podrían no crecer con las aportaciones de otros individuos que poseen otras formas de pensar. Por eso hemos de buscar el enriquecimiento en equipo.
Además, cuando hablamos del trabajo en equipo no nos referimos solo al ámbito laboral. También en lo personal es útil y necesario. Podemos pensar en la familia y en los amigos. Justos, tenemos una enorme capacidad de aportar, enriquecer y hacer frente a las vicisitudes que presente la vida.
Disponer de unos elevados estándares éticos es una competencia o habilidad que también están valorando mucho los reclutadores, y que igualmente será vital en nuestro día a día.
Todo el mundo se ha de regir por un código ético. De hecho, cuando estudiamos en la universidad, todos los grados disponen de una asignatura a este respecto que muestra a los alumnos cómo deben actuar ante los casos que se le pueden presentar.
Disfrutar de una ética en el trabajo, y de un código por el que nos rijamos en nuestra vida, será necesario para todo. No solo nos hace mejores laboralmente hablando, también facilita nuestras relaciones sociales, nuestras afinidades, la educación de los niños.
Dice el psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard Howard Gardner que una mala persona jamás podrá llegar a ser un gran profesional. Al final, habilidades y herramientas como la empatía, el compañerismo y la generosidad son necesarias para desarrollarnos como expertos en una materia y para dar el máximo. Y eso, sin un código ético adecuado que nos rija, no será posible de obtener.
Cuando englobamos la creatividad dentro de las habilidades personales que merecen la pena ser trabajadas hemos de explicar un detalle. Hasta hace no mucho, por creatividad se entendía la capacidad de los seres humanos para crear, para idear, para inventar y para imaginar. Por eso se solía asociar a profesiones y hobbies como la música, la literatura, la escultura…
Actualmente, la idea va mucho más allá. Ahora, se buscan personas creativas por otros motivos. Si siempre afrontamos un problema de la misma manera, siempre obtendremos los mismos resultados, ¿verdad? Pues ahí radica la importancia de la creatividad, en la capacidad humana para encontrar nuevas formas de afrontar y superar obstáculos y desavenencias.
Aunque parezca algo negativo, en realidad no lo es en absoluto. Nuestra capacidad para persuadir a los demás con argumentos productivos es clave. Entre las habilidades personales entra con fuerza esta competencia básica.
Pensemos en persuadir a un cliente, a un colaborador, a un niño que no quiere comer… Lo importante es tener argumentos sólidos y saber desplegarlos para que la otra persona los entienda de forma convincente. Ahí es donde entra en juego la persuasión para mejorar nuestras capacidades profesionales y personales.
Las cosas no siempre salen como nos gusta. Por eso hemos de mostrar una elevada tolerancia a la frustración. No podemos quedarnos anclados en el fracaso. Nos hemos equivocado, nuestro proyecto no tuvo éxito… Bien, en ese caso toca aprender, levantarse y volver con más fuerza.
No siempre sale todo a pedir de boca a la primera. Si consideramos que hemos fallado, nuestra tolerancia a la frustración facilitará que nos levantemos cuanto antes y nos prepararemos para dar el siguiente paso.
Recuerda que, en todo este proceso, el coaching te ayudará a mejorar tus habilidades personales. Si quieres ser más competitivo a pasos agigantados, confía en la experiencia de los mejores profesionales para que te ayuden en este punto de tu vida.
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