9 consejos para mejorar la resiliencia - somoscoaching.com
6 julio 2023

¿Sabes qué es la resiliencia? ¿Qué podrías hacer para mejorarla, una vez descubras su importancia? A continuación, vamos a explicar en qué consiste, por qué es necesaria y qué puedes hacer para que la pongas en práctica y te ayude a vivir mejor.

Y es que, hoy, como siempre, ser capaz de hacer frente a la adversidad es una práctica muy necesaria en muy diversas parcelas de la vida. Si una persona querida se nos va, si perdemos un buen trabajo, si sufrimos problemas financieros graves… Tener conocimientos para reaccionar adecuadamente nos dará la medida de nuestras opciones para salir reforzados y sin que esas situaciones desagradables provoquen problemas irreversibles o de muy difícil solución en nuestra psique.

Por todo ello, y para que nuestra escala de valores y prioridades se mantenga en un nivel medio y continuado según nuestra forma de pensar y actuar, hemos de saber qué es la resiliencia y cómo nos ayuda en este sentido.

Qué es la resiliencia

Así que, para que todo quede bien claro de antemano, comencemos por explicar qué es la resiliencia y cómo nos ayuda en nuestro día a día para que seamos nosotros mismos y tomemos decisiones adecuadas.

En este caso, una persona con una elevada resiliencia es aquella con capacidad para superar situaciones de elevada adversidad y volver a ser quien eran sin que ello produzca en su forma de ser un cambio profundamente drástico en sentido negativo.

El célebre psiquiatra español afincado en Estados Unidos, Luis Rojas Marcos, afirma que la resiliencia es un término procedente de la física, y que se usa para valorar la capacidad de los metales de volver a su forma natural después de haber sido sometidos a un impacto concreto más o menos fuerte.

La capacidad de sobreponerse a impactos de la vida, siendo capaces de superar situaciones adversas, nos marca nuestra capacidad de resiliencia, o sea, nos convierte en personas resilientes.

De hecho, hay gente que, ante un trauma, un golpe potente de la vida, si bien es difícil salir reforzado, sí que aprovecha para aprender, para mejorar su autoconocimiento. De esta forma logra que, ante siguientes golpes, sepa cómo reaccionar de manera temprana para reducir el volumen del impacto.

Por ello, podríamos resumir el término como la construcción de la vivencia de sufrimiento emocional manteniendo siempre una óptima estabilidad psicológica ante esas situaciones vitales que nos provocan estrés y malestar.

La resiliencia puede ser espontánea si tenemos conocimientos previos. Sea como fuere, hay estrategias para potenciarla, mejorarla y aprender a usarla siempre que haga falta, pues nos beneficiará, ya que nos facilitará que superemos situaciones difíciles sin que ello nos afecte más allá de lo estrictamente necesario.

Superar entornos complejos con resiliencia

Según Rojas Marcos, psiquiatra que se ha especializado en resiliencia, las primeras investigaciones al respecto se comenzaron a realizar en los años 70 del pasado siglo. Científicos diversos se centraron en analizar a grupos de niños que nacían y crecían en entornos muy devaluados y complejos.

A raíz de dichas investigaciones, los profesionales observaron que, pese a las difíciles situaciones que sufrían estos chicos día a día, eran capaces de desarrollarse con total normalidad en entornos muy hostiles.

Fue a partir de ahí cuando el campo de la psicología fue acuñando el término resiliencia para referirse a la forma en la que muchas personas afrontan situaciones complicadas pudiendo volver después a su estado normal, sin que ello les afecte en demasía.

El manejo de las emociones

Para tener una resiliencia óptima, el primer paso es disponer de un buen manejo de emociones. ¿Cómo se logra? Primero, sabiendo identificarlas, y segundo, entendiendo que no son aceptables o no aceptables, son las que sentimos.

Como hemos dicho en artículos previos, el ser humano tiene varias emociones primarias a raíz de las cuales se generan otras secundarias. Entre las primarias destacan algunas como la ira, el miedo o la alegría.

Nuestra capacidad para identificar dichas emociones que estamos sintiendo en un momento concreto también decidirán nuestra capacidad para comprenderlas y aceptarlas y, en último estadio, manejarlas según nos convenga mejor.

Así pues, si nos dejamos llevar por las emociones, cuando estamos enfadados y la ira toma posesión de nuestro cerebro, todo cuanto decidamos estará marcado por dicha rabia.

Si sabemos dejar que las emociones aparezcan, pues tarde o temprano lo hacen, y las manejamos de la forma más adecuada a cada situación, podremos tomar decisiones más cerebrales y lógicas.

Por ello, el quid de una resiliencia adecuada es saber manejar estas emociones y no dejar que, ante las situaciones negativas que nos presenta la vida, tomen el mando de nuestro cerebro y nos dejemos llevar por ellas continuamente.

Ante situaciones estresantes, por ejemplo, es común reaccionar con miedo o ira, por lo que estaremos muy influenciados por ambas emociones. Si sabemos manejarnos en esas situaciones de elevado estrés, de ansiedad, podremos manejar las emociones para hacer una gestión adecuada, de forma que los estados estresantes o ansiosos se reduzcan y se limiten, no siendo más que impactos momentáneos o de duración temporal, nunca una constante.

Identificación, aceptación y gestión

Dicho esto, cabe añadir que una persona con una buena resiliencia es alguien que sabe identificar emociones, tiene la capacidad para aceptarlas y, por supuesto, posee el conocimiento para realizar la mejor gestión posible de las mismas.

En todo este proceso, es importante la interpretación y la valoración que hagamos de nosotros mismos. Las personas que se aceptan como son y que luchan por mejorarse constantemente muestran una elevada capacidad para hacer frente a situaciones complejas de forma más positiva.

Por eso hay que trabajar con uno mismo, para que la autoestima y el autoconcepto propio sean adecuados y elevados. Eso sí, sin llegar a niveles que rozan con el narcisismo, por ejemplo.

Debido a todo ello, es necesario tener claro que las situaciones que vivamos no tienen por qué ser siempre las que definan nuestras emociones. Será más bien nuestra valoración personal de dicha situación la que debe permitir que emitamos nuestra opinión sobre la situación ya nombrada.

No siempre podremos modificar las situaciones a las que nos enfrentemos, pero sí existe la posibilidad de modificar la manera en la que nos comportamos y reaccionamos. Ahí radica la resiliencia, en esa interpretación que realizamos y en la forma en la que actuamos ante los estímulos exteriores.

Por todo ello, como ya hemos comentado, son necesarios ciertos atributos que nos facilitan una elevada resiliencia. Por ejemplo, mejorando la autoestima, trabajando la creatividad ante la resolución de problemas, disponiendo de una buena competencia social…

Dicho lo cual, no nos olvidamos de los apoyos externos. Un entorno familiar y de amistades adecuado también nos ayuda a mantener una actitud positiva y constructiva siempre. El bienestar y nuestra capacidad de identificación y superación nos ayuda a ser más resilientes.

Cómo mejorar tu resiliencia

Llegados a este punto, ¿te parece si vemos cómo podemos mejorar la resiliencia? A continuación, vamos a darte algunas ideas que seguro que te resultarán muy útiles en este aspecto. Toma buena nota, por favor.

Establecimiento de relaciones estables y significativas

El profesor y psicólogo Tal Ben-Shahar, que trabaja en la prestigiosa Universidad de Harvard, habla largo tendido sobre la necesidad de establecer relaciones significativas que nos permitan crecer como personas.

Es decir, tener relaciones sociales y familiares significativas y que nos aporten y nos enriquezcan será muy útil para ganar en resiliencia. Recuerda que este apoyo nos sirve para sentirnos mejor, para valorarnos de forma positiva, redundando todo ello en nuestro bienestar personal.

Evitar ver un problema como una crisis insuperable

Muchas personas tienden a tener una visión de los problemas como si estos fueran inevitables y, además, como si fueran obstáculos insalvables. Pero no es así. De hecho, las personas resilientes saben interpretarlos, respondiendo de forma adecuada. O sea, pueden limitar el efecto de sus emociones y tratan de buscar soluciones adecuadas que les permitan superar dichos obstáculos.

El cambio es parte de la vida de todos

La vida es cambio. Los seres humanos no somos iguales cuando tenemos 7, 17 o 70 años. Esa es una realidad inmutable que hemos de aceptar. Además, habrá personas que pasen por nuestro lado un tiempo y se vayan, sea por el motivo que sea. Si no entendemos esto, tenemos un serio problema. Por eso, en lugar de catalizar nuestras energías en que todo siga igual, centrémosla en aceptar que el mundo es así, y aprendamos a convivir con ello sin perder nunca la sonrisa.

Marca tus propios objetivos

Es mejor no permitir que sean los demás quienes marquen nuestros objetivos. Si no lo hacemos nosotros, ten por seguro que lo harán otras personas. Por eso, si quieres algo, trabaja y lucha por conseguirlo. Cada día es un regalo y puede llevarte más cerca de tus metas personales, así que aprovecha bien el tiempo.

Sé decisivo

Es decir, realiza acciones decididas para mejorar la resiliencia. Ante las adversidades, toma decisiones, si tienen que ser drásticas, también, para cambiar el rumbo hacia otro lugar. No esperes a que las cosas se solucionen solas, aprovecha y marca también la pauta para que todo vaya según te convenga más.

Fomenta el autodescubrimiento

El autodescubrimiento es una herramienta poderosa para mejorar la resiliencia. Así pues, cuanto mejor nos conozcamos, mejor sabremos identificar y controlar nuestras emociones en situaciones difíciles. Es más, mejor reaccionaremos ante cualquier hecho que acaezca.

Un buen concepto de uno mismo, la seguridad de que nuestras capacidades y habilidades son las adecuadas, y el sabernos fieles a nuestra forma de actuar, ayudará a que no nos sintamos vulnerables ante situaciones complejas. Sabremos cómo reaccionar en todo momento confiando en nuestro talento.

Alimenta tu visión positiva

Alimenta una visión positiva de tu persona, tanto para ti como para los demás. Si eres alguien valorable, querido, que otra gente tiene por alguien capaz, el mundo confiará en ti, en tus capacidades. De hecho, te consultará y tú podrás ayudar a resolver problemas, lo que te hará sentir también mucho mejor contigo mismo.

Usa siempre la perspectiva que da la resiliencia

La resiliencia implica tener perspectiva de las cosas. Es decir, ante un contexto cualquiera que pueda parecer complicado, hemos de mirar con la máxima objetividad, buscando diversos puntos de vista. De esta forma lograremos un mejor análisis de la situación y haremos que de un grano de arena no aparezca una montaña. Es algo que podría parecer fácil, pero requiere de conocimientos y años de experiencia para conseguir una mirada objetiva de todo cuanto acontece a nuestro alrededor.

Nunca pierdas la esperanza

El soldado que pierde la esperanza va vencido a la batalla. Por eso, por complejo que pueda parecer el panorama, jamás hemos de perder la esperanza. Si visualizamos lo positivo que aporta una situación, podremos potenciar lo bueno que nos aporta, minimizando los daños y lo negativo que habrá. No te preocupes en exceso, visualiza todo desde una perspectiva de crecimiento y aprendizaje y ve a por ello.

Formas adecuadas para mejorar la resiliencia

Hay muchas maneras de mejorar la resiliencia más allá de las que aquí aconsejamos. Escribir sobre pensamientos, establecer contacto profundo con nuestros verdaderos sentimientos. Además, puedes analizar las situaciones traumáticas vividas para intentar comprenderlas y superarlas…

Otras opciones pasan por usar diversas técnicas, como cualquiera de las opciones que tenemos para meditar. Por ejemplo, el ya nombrado yoga, el pilates y otras técnicas que serán muy útiles en este campo.

Resiliencia y coaching

Por todo ello, en especial si vivimos en una especie de estrés permanente que nos impide despegar, conviene pedir ayuda experta. En estos casos, los coaches son figuras que podrían ser radicalmente importantes en dichas situaciones, pues tienen los conocimientos y la preparación adecuada para apoyar a todo tipo de personas que quieren mejorar.

El coach conoce técnicas y herramientas adecuadas para que sus clientes superen sus pensamientos limitantes y alcancen su máximo potencial, también en el caso de la resiliencia.

Si quieres saber más sobre coaching y sobre mejora personal, empieza a seguir nuestro blog. Aquí encontrarás información de primera mano especialmente diseñada para serte de ayuda. Crecer es posible, y con nuestros expertos profesionales, es un camino apasionante que te cambiará la vida.

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