¿Conoces el síndrome prevacacional? Es muy común sufrir el que se conoce como síndrome postvacacional, pero no es lo mismo. En cualquier caso, vamos a dar sentido a esto y vamos a explicar en qué consisten ambos y cómo combatir el primero que hemos nombrado.
Entendemos por síndrome prevacacional al tipo de estrés que se suele sufrir cuando las vacaciones están cerca, pero todavía no han llegado. Es decir, unos días, tal vez semanas, antes de que podamos librar durante una buena temporada, nuestro cuerpo y nuestro cerebro pueden verse alterados.
Dicho esto, es importante remarcar que al estrés que provoca en sentir que las vacaciones están a punto de llegar también hemos de sumar otros síntomas peligrosos como la ansiedad e incluso en insomnio. A ellos añadimos otros más físicos, como el dolor de estómago, las jaquecas o migrañas, etc.
Aunque el propio nombre de cada uno de los síndromes ya te dará una idea, conviene que aclaremos este punto para que no haya dudas.
Ya hemos hablado brevemente de él. Aparece una vez terminadas las vacaciones, cuando hemos de volver a nuestro puesto de trabajo y retomar la rutina del día a día.
Este síndrome puede ir acompañado de síntomas negativos como el estrés o la ansiedad. Si se alarga en exceso, podría provocar depresión, así como desembocar en otros problemas más o menos graves según la intensidad.
Ya hemos comentado algo sobre el síndrome prevacacional. Las sensaciones pueden ser intensas porque no vemos el momento de tomar vacaciones, lo que provoca una situación de malestar enorme.
En cualquier caso, si sufrimos un síndrome prevacacional elevado, tal vez sería conveniente analizar qué nos ocurre. ¿Por qué sufrimos antes de los días de descanso? ¿Quizás porque no nos gusta nuestro trabajo, porque no estamos realizando bien nuestra labor? Todas ellas son preguntas importantes a responder para entender este problema en toda su magnitud.
Obviamente, uno de los problemas que puede acompañar a este síndrome es el de burnout o trabajador quemado. Es decir, una persona no se siente nada bien en su puesto, bien por estar poco valorada, porque no le motiva lo que hace, porque está sufriendo mobbing, porque necesita un cambio, hace demasiadas horas, etc.
El caso es que, cuando estamos bajo el efecto del estrés prevacacional, se reduce nuestra capacidad de concentración. Nuestra mente no está centrada, nos falta la atención y solo estamos pendientes de sufrir mientras esperamos que llegue el ansiado descanso.
¿Por qué puede aparecer? Ya hemos hablado de varias posibilidades que fuerzan su presencia. La proximidad de las vacaciones es un punto a favor para sufrirlo, pero hay otros motivos.
En algunos casos, el tomar vacaciones implica una preparación completa. Por ejemplo, tareas por hacer como buscar o tomar vuelos, hacer maletas, reservar hoteles o apartamentos vacacionales…
Todo ello, o simplemente la necesidad de descansar, implica el ansia porque las vacaciones lleguen cuanto antes. Así es como se da paso a un trastorno mucho más común de lo que podemos imaginar.
Hoy en día, el síndrome prevacacional ha sido reconocido, y es que cada vez son más los trabajadores que lo sufren. Es sobre todo común entre personas que pasan largas horas trabajando en jornadas maratonianas durante todo el año, por lo que ansían el descanso.
¿Cómo saber si estamos sufriendo este síndrome antes de las vacaciones? Hay diversas sensaciones que nos acompañarán durante toda la jornada laboral.
Una sensación que aparece en muchos casos se relación con la intuición de que hay mucho por hacer y no dará tiempo a dejarlo todo terminado. Es decir, pensamos que hay demasiadas tareas pendientes que no podremos acabar o no quedarán tan bien cerradas como nos gustaría. Obviamente, eso es una fuente potente de estrés y agobio.
Sea como fuere, factores como los ya citados, o sea, que hay mucho por preparar y terminar para que las vacaciones sean perfectas suelen ser más habituales y comunes en la aparición del ya citado síndrome.
No obstante, existen otros factores que también afectan. Por ejemplo, el no tener pareja o amigos, o bien seres queridos íntimos, con los que disfrutar de las vacaciones. La soledad y la incomunicación son elementos determinantes en la aparición del síndrome prevacacional. La sensación de vacío, el no saber qué hacer, el no saber adónde ir cuando tengan tiempo libre… Todo ello aparece en estos momentos, lo que hace que mucha gente se agobie y no quiera ni disfrutar de sus días libres. Prefieren trabajar antes que parar.
En el lado contrario, encontramos a personas que sufren porque piensan que tienen demasiadas vacaciones y tendrán que pasar tiempo excesivo con la familia. Son incapaces de pasar 24 horas día tras día con sus seres más cercanos. Eso provoca estrés y malestar variado.
Y, por último, pero no por ello menos importante, hemos de detectar otras causas habituales y comunes. Por ejemplo, en los trabajadores autónomos o en los dueños de pequeños y medianos negocios. Ellos no son capaces de desconectarse de su teléfono móvil para ver llamadas, correos electrónicos, etc. No es una opción, por lo que la llegada del descanso y las vacaciones se convierten en acontecimientos poco deseables. Pueden tener muchas ganas de parar, pero no se ven capaces, les falta dinero y no pueden parar su trabajo, no pueden viajar o escapar de su lugar de residencia, etc. Todo ello provoca también muy diversos tipos de malestares.
Dicho todo esto, vamos a darte algunos consejos útiles para que aprendas a combatir el síndrome prevacacional, de manera que puedas vivir algo mejor mientras disfrutas de tus a buen seguro muy merecidas vacaciones.
Entre las muchas técnicas de relajación que resultan útiles destaca el Mindfulness. Sea como fuere, respirar hondo, aspirar y expirar el aire desde nuestros pulmones, suele ser algo sencillo y útil para combatir el estrés diario, la ansiedad y otros problemas que puedan surgir con las rutinas y el día a día.
Planificar bien el trabajo de forma previa es otra ventaja y otro aliado en el combate contra el síndrome prevacacional. Meses antes de que se acerquen las vacaciones, hemos de avanzar en las prioridades que deben quedar hechas, así como en la delegación de aquellas tareas que así lo requieran.
Recuerda ser muy buen previsor teniendo en cuenta los posibles imprevistos que pudieran surgir. Organiza todo de manera que, pase lo que pase, no tengas que estás pendiente del teléfono móvil mientras descansas.
Deja instrucciones claras y alecciona correctamente a tus compañeros para que resuelvan todos los problemas que aparezcan. Tenlo todo lo mejor atado posible para que no surja el estrés de última hora.
Piensa en ti, en tu beneficio y en lo poco que queda para que disfrutes del merecido descanso. Focaliza en tu persona y considérate como lo más importante para ti en estos momentos. No te agobies porque necesites el descanso y veas que no llega porque tarde o temprano termina por llegar. El tiempo pasa y esa es una realidad inexorable.
La seguridad y la tranquilidad es necesaria en esta fase, así que deja de lado el estar pensando constantemente en el futuro y céntrate en el presente, lo que vives ahora.
Desconecta cuanto puedas ya antes de las vacaciones incluso. Deja el móvil apagado o silenciado y olvida las redes sociales y el correo electrónico. Si estás viendo a amigos y familiares que ya están descansando, de viaje y subiendo fotos de lo bien que lo pasan, tu estrés y ansiedad pueden aumentar.
Si no miras en exceso cualquier aparato tecnológico y te mantienes concentrado en tu trabajo y en tus responsabilidades, te mantendrás mejor. Por eso, para que el síndrome prevacacional no te afecte en exceso, evita distracciones innecesarias.
Mantén un control adecuado de tu salud física. Si sientes que algo no va bien, mide tu tensión. Las pulsaciones y los avisos de tu cuerpo son importantes. Por eso has de focalizarte, reducir los esfuerzos, no dejarte llevar por pensamientos que no te convienen y estar en forma. Hacer deporte, evitar el alcohol y mantener una dieta sana serán herramientas útiles en este proceso.
Cuanto más altas sean tus expectativas en tus futuras vacaciones, peor lo pasarás. Así que, siempre que sea posible, céntrate en el aquí y ahora. Ve día a día, sin vivir en el futuro, pensando solo en el presente, centrándote que lo que haces en este momento, y no en lo que harás dentro de unas horas o unas semanas.
Sé previsor y organiza tus vacaciones con tiempo de sobra. Si a última hora estás pensando en que te falta reservar un apartamento o todavía quedan muchos flecos para cerrar todo lo referente a tu viaje, verás que no dejas de generar nervios que te afectan negativamente. Así que, para evitar sustos, sorpresas desagradables y más estrés, prepara todo en su momento, con no menos de un mes de antelación, ciñéndote a un presupuesto previo bien cerrado.
Si eres de los que no sabe dejar el estrés a un lado mientras está de vacaciones, mal asunto. A veces, cuando llega el periodo de descanso, ya estamos antes pensando en que estaremos igualmente estresado, sin ser capaces de desconectar. Eso hay que saber controlarlo para no generar más estrés antes y durante las vacaciones.
Otro motivo de agobio, estrés y ansiedad, es el pensar que no podremos tener las vacaciones que nos gustarían porque no tenemos presupuesto suficiente. En estos casos, podemos organizar vacaciones low cost en nuestro lugar de residencia. Si no podemos ir a la playa o al campo, siempre podremos visitar lugares de nuestra ciudad que nos gusten, que tengan piscina, espacios adecuados… Así evitamos malestar por no tener el descanso que nos gustaría.
Muchas personas sienten estrés al saber que se acercan las vacaciones en familia. Imaginan todo el día rodeados unos de otros y no lo llevan bien porque les tocan todas las tareas de casa. Es por ello por lo que hay que organizar todo bien para que cada uno haga lo suyo en lo que respecta a limpieza, cocina y otras tareas domésticas. Así, todo el mundo tendrá su hueco para pasarlo bien y tener tiempo de ocio de calidad.
Hay quien se agobia porque no puede llevar a la mascota a su viaje. En estos casos, habrá que organizar con tiempo de sobra para ver dónde se queda. Y es que, el no tener planes previstos y no saber qué hacer con este miembro importante de la familia puede ser fuente de estrés y malestar. Por eso, hemos de buscar alojamientos que acepten animales de compañía, hoteles para mascotas, familiares de confianza que se puedan hacer cargo, etc.
Para vivir con tranquilidad los días previos a las vacaciones, prepara siempre un plan de contingencia. Nunca sabes qué imprevistos pueden aparecer, así que es importante tener en cuenta todos esos detalles que pudieran salir mal para hacerles frente cuanto antes.
El coaching es una herramienta vital para mejorar en muy diversos aspectos de la vida, tanto laboral como personal. así que, si eres de los que sufre cuando se acercan las vacaciones, aprovecha los beneficios de estos procesos para aprender a sobrellevar estas situaciones de la forma más adecuada.
Recuerda, si sufres síndrome prevacacional, ten en cuenta estos consejos. Y, si quieres más ayuda profesional, contacta con nuestros coaches expertos. Pronto verás que esto deja de ser un problema en tu vida. Solo así podrás disfrutar en plenitud total de tus merecidas y bien ganadas vacaciones.
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