Conocer conceptos de coaching es saber más de una metodología interesante que hace muchos años que se usa para mejorar en todas las facetas de la vida. Como empleados, como líderes, como personas… Contar con un buen coach siempre es una idea magnífica para ampliar horizontes.
Sin embargo, no son pocos los individuos que desconfían. Y, en cierto modo, puede ser incluso comprensible. Hay mucha gente que se hace pasar por profesional, pero que no lo es tanto. De ahí que se deba reclamar un título oficial de coach para confiar en alguien que nos puede cambiar la vida.
Ahora bien, a medida que conozcas estos conceptos básicos de coaching, seguro que vas descubriendo qué te pueden aportar los verdaderos profesionales, y en qué te has de fijar cuando vayas a contratar a uno para que te ayude a crecer.
Dicho lo cual, entramos ya en materia para que vayas conociendo las técnicas de coaching y lo mucho que te pueden aportar. Arrancamos.
Y, lo primero, por supuesto, será saber en qué consiste exactamente el coaching. Es un concepto que se podría explicar de muchas formas, pero nosotros lo vamos a resumir de la siguiente forma:
Es decir, a través del coach, la persona, cliente, coachee o entrenado entabla una relación con un profesional que le ayuda a lograr resultados extraordinarios. Para ello, podemos pensar en negocios, objetivos profesionales o simplemente vitales. El caso es que, por medio del proceso, se profundiza en el autoconocimiento. Todo ello, unido, consigue que aumente el rendimiento y mejore la calidad de vida.
Es decir, un proceso de coaching concita un entrenamiento de habilidades. Pueden ser comunicativas, de liderazgo o de otro tipo. En cualquier caso, la finalidad es el mayor autoconocimiento y la mejora del contacto con el entorno.
Seguimos conociendo conceptos de coaching. En este caso, para referirnos a los principios que rigen esta serie de técnicas que tanto te pueden ayudar:
1. La verdad plena no la tiene nadie. Todos los puntos de vista son respetables. Y es que una misma realidad se puede observar desde prismas diversos. Así pues, las conclusiones, aunque diferentes, pueden ser legítimas igualmente.
2. Cada persona actúa dando lo mejor según sus opciones. Es decir, a través de un proceso de coaching se descubren nuevas maneras de hacer las cosas sin creencias limitantes.
3. Revelación de los talentos. Todos guardamos grandes talentos en nuestro interior que desean ser liberados. Para ello, el coachee se convierte en persona autónoma de decide y que resuelve una vez descubre su potencial.
4. El cambio personal es posible. Si bien los hechos objetivos son inamovibles, la interpretación de los mismos sí puede variar. Así que, nosotros elegiremos cómo entenderlos, ya que todo puede cambiar en la vida.
5. Un pacto confidencial. Es pacto o contrato entre coach y cliente es confidencial, por lo que lo que se haga en las sesiones no trasciende de su entorno.
6. Ser y hacer. Lo que somos y lo que hacemos es diferente. Por eso tenemos que defender lo que hacemos y decidir quiénes queremos ser.
En el coaching, los roles también tienen que estar claramente definidos. Así pues, vamos a verlos, pues son sencillos de diferenciar y fácilmente distinguibles. Los analizamos.
Obviamente, en un primer lugar encontramos al coach, la persona experta y profesional especializada en desarrollo personal. Es quien acompañará a su cliente durante todo este proceso de mejora.
Se encarga de observar. Plantea las preguntas adecuadas para que el cliente vea el mundo desde un ángulo diferente, ampliando su mirada y descubriendo posibilidades de acción que tal vez antes no tenía o no encontraba.
Se le llama de forma popular como un gentil incomodador. Se debe a que, sin ser impertinente, se encarga de sacar al cliente de su zona de confort. De hecho, no da consejos, no dice a nadie qué ha de hacer. Simplemente plantea esas preguntas incómodas que a veces no nos hacemos, pero que nos sirven para encontrar nuevas energías en nuestro interior.
También llamado cliente, como ya hemos visto, es la persona que decide pasar por un proceso de coaching para realizar mejoras en su vida.
El cliente es quien se marca las metas que desea alcanzar. A partir de ahí, colabora con un coach para llegar hasta el objetivo final.
Puede ser que el cliente sea una persona, o también un grupo de personas. Tanto da, siempre que estén en sintonía con el coach para llegar a las metas marcadas.
Dicho esto, conviene entender y saber también con qué herramientas cuenta el buen coach para llevar a cabo su trabajo. En este caso encontramos una que sobresale por encima de todo.
En efecto, el coach va “armado” con la palabra, en especial, con la pregunta. Como hemos dicho, es una especie de incordio que siempre pone la puntilla, es decir, plantea cuestiones que muchas personas no logran responder porque no se hacen dichas preguntas.
Una buena pregunta es una herramienta poderosa porque cuestiona la realidad de las personas que nos rodean. Así pues, se puede cambiar la forma en la que se percibe la realidad, alcanzando a ver cosas que antes no se veían, aunque siempre estuvieron ahí.
Por tanto, el coach, armado con sus preguntas, plantea cuestiones que pone al servicio de sus clientes. Además, no es el coach el que debe responder a dichas cuestiones. Se plantean precisamente para que sea el coachee el que las responda, buscando en su interior las respuestas que necesita para ir creciendo.
Un coach también va armado con una alta dosis de humildad. Recordemos que a lo largo de este proceso, no es solo el coachee el que aprende. De hecho, el cliente descubre mucho de sí mismo, de cómo es y de todo el potencial que lleva dentro. Pero también el coach aprende de cada coachee con el que colabora.
Así pues, cuando lanza preguntas, en muchos casos se hace desde el desconocimiento o desde la ingenuidad, o bien buscando una finalidad, pero no queriendo molestar. Recordemos que, si deseamos resultados y avances, hay que ir, poco a poco, removiendo conciencias y retocando los esquemas mentales de los coachees.
Por tanto, entre los conceptos de coaching que debes saber antes de acudir a un proceso similar, es conveniente que sepas que el coach no es tu enemigo, pero sí tu guía, y como tal, tratará de ayudarte para que tú, por tus propios medios, salgas de tu zona de confort.
Y es que no es el coach el que tiene las respuestas. Él escucha activamente, interpreta y busca que sus clientes aprendan por sí mismos. Él no hace juicios de valor ni juzga a su coachee, simplemente lo escucha, lo incomoda y lo hace seguir adelante, abriéndose al cambio, al reto, a la superación del pasado y de los pensamientos limitantes.
Por todo ello, un buen coach debe tener claro, entre todas las herramientas y todos los conceptos de coaching, que una escucha empática y activa es básica para enriquecer su relación con el cliente.
Así será como conocerá mejor al coachee, y también cómo encontrar las preguntas adecuadas que mejor le pueden hacer crecer y desarrollarse.
Entre los conceptos de coaching destaca uno poco conocido que llamados distinciones. Veamos qué son, porque resultan bastante útiles y no todo el mundo sabe de ello y de su fuerza.
¿En qué consisten estas distinciones? En la capacidad que tiene cada coach para ver y comprender los matices nuevos. Cada uno se relaciona con una actitud, con un concepto.
¿Qué tienen de buenos? Que permiten observar la realidad para que el coachee también la vea de una forma diferente. Esto le ayudará a actuar de modos distintos.
Como se dice popularmente, no podemos esperar resultados novedosos si siempre actuamos de la misma forma. El coach, con las distinciones, evita que este refrán sea haga realidad. Busca que el coachee encuentre otras vías de solucionar problemas aumentando su nivel de consciencia en lo que hace. Para ello se pregunta por qué lo hace, para qué lo hace… Y así, poco a poco, se consiguen capacidades de acción diferentes.
Continuamos conociendo más conceptos de coaching explicando ahora cómo es el proceso de coaching específico, sea este empresarial, personal, deportivo, cognitivo, etc.
El coaching se compone de sesiones con una duración determinada. Todo ello se fijará previamente en el contrato que coach y coachee firman, y en el que queda constancia del trabajo a realizar.
Por lo general, se suelen hacer entre 5 y 10 sesiones en total. A veces podrán ser menos, aunque no es habitual, y en ocasiones serán más. Estas, además, suelen alargarse a lo largo de medio año.
Una sesión puede llegar a durar hasta 90 minutos. No obstante, como hemos comentado, dependerá de la disponibilidad del coachee y de lo que se haya negociado de forma previa.
Durante este tiempo, el coach intenta lograr que su cliente cambie su forma de ver el mundo, ampliando su mirada a la realidad, descubriendo nuevas formas de proceder para resolver sus propios problemas.
Recordemos que las sesiones de coaching son temporales, y tienen como protagonistas al coach y al coachee. No obstante, cuando la finalidad es la mejora del trabajo en equipo, por ejemplo, dichas sesiones se pueden llevar a cabo con más clientes, pues la idea es lograr que todos colaboren de la manera más adecuada y optimizada.
Todo este proceso se realiza con el objetivo declarado en mente, y basándose en la conversación, en el lenguaje, tanto verbal como no verbal.
Las sesiones se planifican, son privadas y absolutamente confidenciales.
Cada coach utiliza su propia metodología, aunque no suelen diferir unas de otras. En cualquier caso, las preguntas van destinadas a explorar valores, fortalezas, limitaciones, pensamientos y creencias de los coachees, que tendrán que comprometerse con el proceso y con la toma de decisiones que conlleva.
Este compromiso será el que permita una movilización en una dirección determinada, logrando que los clientes consigan resultados extraordinarios una vez acabe todo el proceso de sesiones de coaching.
Vamos con el último de los 7 conceptos de coaching que consideramos importante que sepas y que conozcas para tener claro a qué te atienes cuando aceptas pasar un por un proceso similar al aquí explicado.
Entre las competencias que competen al coach, valga la redundancia, encontramos algunas tan interesantes y necesarias como la adherencia a un código deontológico que muestre que cumple con los estándares profesionales requeridos.
También se compromete a establecer con el coachee un acuerdo previo de coaching. Merced a ello, crea lazos de confianza e intimidad con el cliente y se sabe obligado a estar siempre presente en todo el proceso.
Además, el coach también es la persona que escucha activamente, tal y como hemos visto, pues es un compromiso tácito que no se puede saltar. Y, gracias a ello, también podrá realizar preguntas adecuadas para movilizar al coachee, a través de una comunicación clara y directa.
Gracias a todo este proceso, el coach puede crear consciencia en sus clientes. Y a medida que dicha consciencia va despertando, podrá planificar nuevas acciones, establecer metas según la planificación medida a través de avances para poder gestionar todo el proceso y progreso con responsabilidad y profesionalidad.
Todos estos conceptos de coaching los debes tener claros antes de acudir a un profesional que te ayude a mejorar, así sabrás encontrar al mejor. Ahora bien, si estás a la búsqueda de un servicio adecuado, echa un vistazo a nuestra lista clicando en este enlace. Seguro que localizas al que más te conviene para crecer y explotar tu máximo potencial personal.
Error: No se han encontrado entradas.
Asegúrate de que esta cuenta tiene entradas disponibles en instagram.com.
