10 consejos para mejorar la escucha activa - somoscoaching.com
28 abril 2022

Todo proceso de comunicación implica la actuación de un emisor y un receptor. Y aquí, tan importante es uno como el otro. Por eso es tan necesaria la práctica y el saber cómo mejorar la escucha activa, para que el proceso comunicativo sea óptimo.

Hay muchos factores que entran en juego en una conversación entre dos individuos. Sin embargo, malos entendidos y creencias erróneas llevan a muchas personas a considerar que es más importante el emisor, el que lanza y estructura el discurso, que el receptor, que es quien presta atención, escucha y, llegado el caso, se convierte también en emisor cuando tiene turno de réplica.

Así que, para que los discursos no se diluyan, no pierdan sentido, o no sean malinterpretados u olvidados, necesitamos receptores despiertos, activos, capaces de escuchar de forma empática todo cuanto tenemos que decirles.

Es decir, aquí, además de escucha activa, también podríamos hablar de escucha empática. Sea como fuere, vamos entrando en materia sin más dilación para que queden claros todos estos términos.

Qué es la escucha activa

Vamos a explicar, para mejorar la escucha activa, en qué consiste en primer lugar. Dicho esto, debes saber que entendemos este término como una técnica que dota de eficiencia a un diálogo, ya que el oyente interpreta y asimila la información que recibe de parte del emisor, y lo hace con comprensión y con sentido común.

Es decir, por medio de la escucha activa, se desarrolla un diálogo eficiente y real, pues la persona que escucha es capaz de entender e interpretar lo que está oyendo, sin grandes dificultades, sintiéndose capaz de seguir el hilo conductor de la conversación.

En cualquier caso, lograr una escucha activa adecuada no solo depende del receptor. También el emisor tiene la obligación de hilar un diálogo atractivo, repleto de contenido relevante, que impida que la otra persona se distraiga o no escuche lo que se le está diciendo.

A raíz de esta situación, ambos actores pueden establecer una conversación franca y una comunicación óptima y relevante, capaz de enriquecer a ambos y con posibilidad de generar feedbacks adecuados en todo tipo de situaciones, ya sean charlas, reuniones, coloquios, etc.

De la misma forma, una escucha activa adecuada permite un enriquecimiento de las relaciones, ya sean personales o profesionales. Así pues, un jefe tendrá mejor opción para motivar a sus colaboradores, o unos padres sabrán cómo lograr que sus hijos les escuchen de forma adecuada entendiendo cuanto se les dice.

Los beneficios

Obviamente, ya habrás observado que practicar la escucha activa va a ir asociado a un número importante de beneficios. En cualquier caso, vamos a conocer algunos de los más interesantes.

Mejora de la inteligencia interpersonal

A tenor de las teorías del célebre psicólogo Howard Gardner, el ser humano tiene diversas inteligencias más o menos desarrolladas. Una es la interpersonal, que mide la capacidad para comunicarse y relacionarse con los demás.

Obviamente, las relaciones interpersonales van a mejorar mucho si practicamos la escucha activa. Las personas con quienes hablemos se sentirán apreciadas y escuchadas, y sabrán que nos importan y que les prestamos atención cuando hablan.

Esta inteligencia también es útil a nivel profesional, en el momento de tratar con clientes, compañeros de trabajo, personas a nuestro cargo… Es básica para todo líder.

Generación de ámbitos de confianza

Cuando has de contar una información sensible a alguien, siempre buscas a una persona que genere confianza, que te vaya a escuchar y aconsejar bien, ¿verdad? Pues ahí tenemos otro punto fuerte de la práctica de esta técnica.

La escucha activa permite un intercambio genuino y sincero de información. Es decir, logra que se optimicen las relaciones, por lo que oyente y emisor están plenamente involucrados en el acto comunicativo.

Desarrollo de la empatía

Todos necesitamos ser comprendidos en algún momento. Si sentimos que otras personas nos hacen caso, nos escuchan y se ponen en nuestro lugar, seremos mucho más plenos y nos sentiremos mejor.

La capacidad que tienen otras personas para ponerse en el lugar de los demás significa que han trabajado para mejorar la escucha activa, lo que les permite mantener relaciones y conversaciones más efectivas y eficientes. Así, son capaces de comprender otras perspectivas, por lo que logran diálogos más plenos.

Reducción de conflictos

En muchas ocasiones, los conflictos aparecen porque falta una escucha real. Frases como «¿has oído lo que te he dicho?» o «¿me estás escuchando?» son desgraciadamente comunes porque las personas no prestan atención a lo que se les dice.

Mejorar la escucha activa permite que se minimicen los malos entendidos y los supuestos que, aunque no demos demasiada importancia, se suceden a diario y enturbian las relaciones. 

Estímulo del compañerismo

El trabajo en equipo, tan necesario hoy en día, recibe un estímulo óptimo gracias a una escucha adecuada. De esta forma, mejoran las relaciones en todos los ámbitos, desde los laborales hasta los personales, con amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc.

Aumento de la seguridad propia

Si nos sentimos escuchados, nos sentimos también más seguros. Y lo mismo sucede si somos de esas personas que saben escuchar, que se preocupan por los demás y que actúan con empatía.

Como decíamos antes, además de la escucha activa, que nos permite entender lo que nos dicen, también debemos practicar la escucha empática, que nos ayuda a acompañar a nuestro interlocutor, a que se sienta comprendido y entendido.

Así pues, las personas que se preocupan por mejorar la escucha activa son mejores amigos, familiares y compañeros de trabajo.

Entender la información relevante

Mucha gente tiene discursos interesantes que, por no ser escuchados de manera conveniente, se pierden. Y, si se pierden estos discursos, también se diluye la capacidad para obtener información relevante y de valor.

Así que, si quieres absorber datos que merecen la pena y que pueden mejorar tu vida, no olvides escuchar bien a todo el mundo. De esta forma podrás aprender, mejorar tus debilidades y potenciar tus fortalezas.

Cómo mejorar la escucha activa

Dicho esto, y conocidas algunas de las ventajas más importantes, ¿te parece si comentamos algunos consejos interesantes para mejorar la escucha activa y para que practiques? Vamos con ello:

Evita las distracciones durante los diálogos

Si mientras hablas estás viendo la televisión, mirando el teléfono móvil o conectado a las redes sociales, por ejemplo, vas a perder muchos detalles de la conversación.

No obstante, para que se te escape información importante durante un diálogo no hace falta que estés mirando una pantalla. Con el simple detalle de que estés absorto, pensando en tus cosas, mientras otra persona te habla, ya bastará para que pierdas buena parte de lo que te está contando.

Así pues, evita conversaciones paralelas y despistes y centra toda tu atención en el interlocutor y en su discurso. Esa es la única forma de mejorar la escucha activa, manteniéndote concentrado en lo que se está diciendo. Así, no solo tú, también la otra persona, os sentiréis más seguros y confiados en lo que hacéis.

Escucha todo lo que te dicen, también lo que no quieres oír

No debemos ser selectivos mientras escuchamos. Es normal que haya partes del discurso que nos interesen más que otras. Sin embargo, tan solo entendiendo el articulado al completo tendremos la imagen plena de la información que hemos recibido.

A veces, durante una conversación, no todo lo que se nos diga será de nuestro agrado. Pensemos en una visita al médico, al psicólogo… Debemos evitar ser selectivos y entender el mensaje que se nos transmite en su conjunto, y no solo las partes que nos puedan parecer más interesantes obviando las que no consideremos atractivas por el motivo que sea. De lo contrario, no tendremos la información adecuada para comprender el mensaje en su totalidad.

Demos a nuestros interlocutores el tiempo que necesiten

Debemos cultivar la paciencia. ¿Por qué decimos esto? Porque a veces, mientras escuchamos, en realidad estamos preparando nuestro mensaje, sin entender bien qué nos dicen, y acabamos por interrumpir al interlocutor.

Además de que es algo irrespetuoso y molesto estar constantemente interrumpiendo, si impedimos que la otra persona hable, jamás comprenderemos qué nos quiere decir, cuál es su pensamiento y qué tiene de bueno el mensaje que nos transmite.

Impide que tu perspectiva personal interfiera en la información que te envían

Tus puntos de vista pueden interferir en el mensaje que te envían. Así pues, si hacemos eso y no escuchamos con la máxima objetividad posible, acabamos por adulterar la información que estamos recibiendo.

Así pues, para que el trabajo de la empatía funcione, hemos de intentar ponernos en el lugar de la otra persona, por mucho que nos desagrade su discurso, pues si no somos capaces de hacerlo, nuestras perspectivas van a contaminar cuanto nos dice, y no podremos emitir una respuesta o juicio mínimamente justa.

Seamos sinceros con nuestras creencias, nuestros postulados políticos y sociales, y nuestros valores, y tratemos de mejorar la escucha activa para convertirla en empática de manera que nos permita comprender mejor a los demás.

Escucha y observación atenta

Mientras nos envían un mensaje verbal, es común que el emisor mande muchas más señales no verbales. Por ejemplo, su rostro, sus gestos con las manos, su posición corporal… Todo eso es igualmente lenguaje que podemos evaluar y medir.

Comprender y analizar las reacciones de las personas que hablan también sirve para mejorar la escucha activa. Comprenderemos mejor si quien habla está nervioso, está tenso, está relajado, dice la verdad o está inventando, etc.

Facilita el bienestar del interlocutor

Cuanto más relajado y cómodo esté el interlocutor, más claros y sinceros serán sus mensajes. Así que, si garantizamos ese bienestar durante la conversación, podremos mejorar la escucha activa y todos sus procesos.

¿Cómo logramos que la otra persona esté cómoda? Es muy sencillo. Por ejemplo, si hacemos contacto visual constante, le puede ayudar a saberse escuchado. También funciona la escucha empática, es decir, mostrar interés en cuanto nos dice y demostrarlo invitándole a que desarrolle sus argumentos.

Haz preguntas

Precisamente ahondando en la cuestión anterior, podemos ir haciendo preguntas a nuestros interlocutores para que sepan que estamos atentos a lo que dicen. Es decir, pidiéndole más información sobre la temática versada en su disertación para demostrar nuestro interés.

De esta forma, el interlocutor verá que estamos atentos a su discurso, que nos atrae lo que nos comenta, y que le estamos escuchando de forma activa, asimilando de manera correcta la información que nos envía.

Maneja bien tu propio lenguaje corporal

Debemos utilizar nuestro lenguaje corporal para mejorar la escucha activa. Si estamos mirando el teléfono móvil mientras nos hablan, observamos algo con mirada distraída o no dejamos de movernos con nerviosismo, demostramos que no nos interesa lo que nos cuentan.

Elige tu postura seria, controla tus gestos y expresiones, participa de la conversación y usa el tono de voz adecuado para tu contertulio sepa que le estás escuchando activamente.

Usa la empatía

Ya hemos hecho diversas referencias a la empatía. Pero siempre es bueno tenerla presente. De hecho, incluso podemos hacer alusión a la escucha empática, en la que somos capaces de ponernos en el lugar de la otra persona, empatizando con sus valores, sus expectativas y sus motivaciones. Eso nos ayudará a conocer mejor su mensaje y encontrar nuevas perspectivas al respecto.

Ofrecimiento de ayudas

Llamados feedbacks o retroalimentaciones, los mensajes y ayudas sirven para que el interlocutor se sienta escuchado comprendido e interpretado de forma correcta.

Como oyentes, podemos devolver cumplidos, críticas constructivas, ánimos para que nos sigan contando e incluso información que contraste y que sea de interés para que la comunicación sea adecuada y bidireccional.

Mejorar la escucha activa implica que, desde un punto de vista de receptor, también podemos ser activos para demostrar que estamos recibiendo y entendiendo el mensaje que se nos envía.

Todo esto es de gran ayuda en un proceso comunicativo claro y diáfano, en el que se evitan los malos entendidos y los errores de juicio.

Recuerda que, para mejorar la escucha activa, algo útil en todo tipo de situaciones, tanto profesionales como personales, puedes contar con expertos que te sirvan de guía. Si quieres, puedes contactar con cualquiera de los coaches que forman parte de nuestro catálogo, y que a buen seguro te serán de gran ayuda en este proceso de aprendizaje y desarrollo.

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