Da igual si eres autónomo o trabajador por cuenta ajena. Disfrutar de unas finanzas personales saneadas es sinónimo de plenitud, tranquilidad y felicidad. Y es que, no disponer de suficiente dinero para hacer frente a los pagos se convierte en una de las principales fuentes de preocupación de millones de personas en todo el planeta.
Obviamente, no todo el mundo gana lo mismo. Según el trabajo que se realiza, el sueldo es más o menos alto. Ahora bien, si sabemos distribuir bien los gastos e inversiones y logramos hacer un uso razonable dependiendo de nuestras posibilidades, todos podemos disfrutar de una vida más o menos holgada y saneada en lo económico.
Recuerda que tener las finanzas personales saneadas implica disciplina, orden y control. Así es como lograremos unos balances positivos que nos permitan vivir con mayor tranquilidad sabiendo que estamos cubiertos en todo momento y que podremos hacer frente a los gastos inesperados.
Antes de comenzar a desplegar los consejos que hemos preparado para ti, queremos hablar de un tema clave en este punto, los objetivos financieros. Para establecerlos, hemos de hacernos ciertas preguntas, así como tener en cuenta algunos elementos de nuestra realidad.
¿Dónde quieres estar mañana económicamente? ¿Es algo que te has planteado alguna vez? ¿Y pasado mañana, o dentro de un mes, o dentro de diez años? Estas son cuestiones que hemos de responder para poder plantear una correcta gestión de nuestras finanzas.
Conviene apostar por el establecimiento de objetivos financieros a corto, medio y largo plazo. Y luego, saber con qué mimbres contamos. ¿Cuáles son nuestros ingresos actuales? ¿Qué queremos ganar dentro de un año o dos? ¿Cuáles son nuestros gastos? ¿Podemos reducirlos, o los vamos a ampliar en un futuro próximo?
Así, respondiendo a estas cuestiones clave, sabremos dónde estamos y dónde queremos estar a corto, medio y largo plazo.
¿Cómo te puede ayudar el coaching en este proceso? Lo cierto es que el coaching financiero es muy útil en este punto, y bastante usado, ya que aporta grandes soluciones al disfrute de unas finanzas personales saneadas.
Un coach no es un profesional que te hace pasar por una terapia. Digamos que, más bien, es un método, un proceso, una forma de hacer que el coachee o cliente encuentre dentro de sí mismo el talento y la capacidad para dar lo mejor en cada situación.
Tú eres capaz de disfrutar de unas finanzas personales saneadas, pero es posible que todavía no lo sepas. Por eso, el coach trabaja a tu lado, te conoce, te hace preguntas y te propone estrategias y actividades que, poco a poco, a medida que avanzan las sesiones, te encaminan hacia una nueva vida más plena, más saludable y mucho más feliz.
Por eso los coaches ayudan a miles de personas en todos los campos, y no solo el financiero. También en lo personal, en lo empresarial, en el emprendimiento…
Recuerda que, si necesitas un profesional que te ayude en cualquier sentido, aquí vas a encontrar a los mejores. Echa un vistazo a nuestra plataforma y descubre cómo comenzar a prosperar desde hoy mismo.
Dicho esto, vamos a ir entrando ya en materia. Mientras te decides a pedir ayuda profesional a nuestros coaches, puedes ir anotando estos consejos que nuestros especialistas han preparado para ti a modo de avanzadilla, para que puedas practicar en tu día a día el maravilloso disfrute de unas finanzas personales saneadas que te permitan cumplir con tus pagos y responsabilidades sin renunciar a los gastos de tu tiempo libre y tus hobbies.
Pensemos, por ejemplo, que al pedir un crédito, no solo nos endeudamos ahora, también se lo hacemos a nuestro yo futuro. Por lo tanto, somos conscientes de que, hoy por hoy, podemos pagar dicho préstamo. Ahora bien, ¿qué pasará dentro de dos años? ¿Y de diez? ¿Estamos seguros de que podremos seguir haciendo frente a los plazos? ¿Tenemos la total seguridad de que mantendremos nuestro trabajo y nuestro nivel de ingresos adaptado a cada momento y circunstancia?
Por todo ello, a la hora de calcular los gastos y nuestras posibilidades reales, hemos de ser muy sinceros y realistas. Hagamos una lista con todos los pagos fijos, añadamos una columna de dinero guardado para imprevistos y veamos en realidad qué capacidad de endeudamiento tenemos, qué opciones tenemos disponibles y cómo ahorrar, pagar, etc.
A veces compramos por ansiedad, por impulsividad… La publicidad actual busca eso, el ofrecernos ofertas personalizadas que pongan en marcha nuestro sistema de recompensa cerebral de modo instintivo, casi sin pensar, gastando, en muchas ocasiones, en cosas que en realidad no necesitamos para nada ni nos aportan gran beneficio.
El autocontrol es clave en este punto. Si no somos capaces de mantener la calma y nos comportamos de forma no impulsiva, rara vez lograremos nuestro objetivo de mantener unas finanzas personales saneadas.
En la vida siempre aparecen gastos previstos, y otros imprevistos. Por ello hemos de tener siempre presente una reserva de fondos, para afrontar dichos desembolsos sin agobios, sin tener que acudir a créditos, y sin tener que pedir dinero prestado a nadie.
Entre los gastos previstos siempre hay facturas muy diversas, generalmente cíclicas, unas cada menos tiempo, otras cada más. Por ejemplo, el pago del alquiler, de la luz, del agua, del gas, la hipoteca…
Otras que se producen cada más tiempo, pero que siempre aparecen, serían el pago del seguro de la vivienda, por ejemplo, o el impuesto de la renta, el seguro del coche…
Y luego están los imprevistos, que también pueden ser muy variados. Una reforma necesaria en el apartamento, una derrama de la comunidad de vecinos, una rotura de alguna parte del coche, etc.
En cualquier caso, unas finanzas personales saneadas exigen que mantengamos siempre esa reserva de fondos con una cantidad suficiente para afrontar cualquier clase de desavenencia económica, por lo que el ahorro es imprescindible.
Hemos de leer cada contrato de forma pormenorizada, llegando hasta la letra pequeña. Luego, si hay algún término establecido que no hayamos comprendido, preguntaremos y preguntaremos hasta tenerlo claro.
Seguro que no quieres gastos inesperados por algo que firmaste tiempo atrás y que ni sabías que habías firmado, ¿verdad? Si es tu caso, recuerda, no estampes tu rúbrica en nada que no entiendas a la perfección.
Hay un periodo voluntario de pago en el que debemos hacer frente a los gastos si queremos unas finanzas personales saneadas y adecuadas a nuestra capacidad. Así que, para no incurrir en multas, costes adicionales y recargos, desembolsemos cuanto debemos cuando hemos de hacerlo, de forma voluntaria, para evitar estos sobrecargos tan desagradables.
Si en algún momento no pudiéramos pagar una factura, conviene avisar a la persona o entidad antes de saltarnos la ley o caer en algún tipo de trampa legal. Tal vez se puedan alcanzar acuerdos interesantes para pagar más adelante, o fraccionar dicho pago.
Antes de incurrir en problemas legales, o que una agencia de cobro de deudas nos pudiera acosar, hemos de buscar soluciones, a ser posible, con la empresa a la que adeudamos la cantidad. Hay opciones.
Es un clásico del ahorro y una necesidad para mantener las finanzas personales saneadas, sobre todo, si no ingresamos grandes cantidades cada mes. Si adquirimos productos económicos, pero sin dejar de lado la calidad, tendremos mayor margen para el ahorro y para la reserva de fondos, o para hacer frente a los pagos previstos.
Dicho esto, ¿cómo podemos comprar barato? Comparando. Ve al supermercado que mejores precios ofrezca, o busca el mismo producto en varios establecimientos y adquiérelo en el que tenga las condiciones más ventajosas para tu economía.
Haz esto con todos tus gastos mensuales, ya sea en energía, en hipoteca, en alimentación, en gas, etc. Te dará más y mejores márgenes de ahorro.
Si haces listas de la compra y te ciñes a ellas, no acabarás gastando más de la cuenta en cosas que, por lo general, no necesitas. De hecho, se sabe que es una estrategia que funciona a la perfección.
Aprovecha la publicidad para saber qué productos están en oferta, qué descuentos hay, qué cupones puedes usar… Y así, cuando hagas tus compras, ahorrarás un buen dinero que podrás ahorrar y enviar a tu reserva de fondos.
La eficiencia energética nos puede ayudar a rebajar muchos los costes del día a día. Por ejemplo, aprovechar al máximo la luz natural, evitando encender demasiadas bombillas en casa mientras tengamos el Sol y las ventanas.
Secar la ropa al sol, y no en la secadora; hacer una ducha rápida, y no un baño; desenchufar electrodomésticos y aparatos que no estén en uso; cerrar los grifos mientras nos enjabonamos o nos lavamos las manos; poner el lavavajillas y la lavadora cuando las tarifas son más económicas; usar las funciones eco de los equipos; comprar electrodomésticos de alta eficiencia energética y usar bombillas de larga duración y bajo consumo…
No hacer esta diferenciación vendrá a ser algo así como hacernos trampas al solitario. Si no sabemos distinguir qué es lo que nos gusta, y qué lo que necesitamos, en realidad, solo nos perjudicamos a nosotros mismos.
Por mucho que desees una cosa, tienes que pensar que tal vez solo sea un capricho, y no una necesidad real. Por tanto, piensa bien en ello. Esto no significa que no te puedas dar un lujo de vez en cuando, pero solo si te lo puedes permitir y no enturbia en exceso tus finanzas. No compres aquello que te dejará sin comer un par de días, por ejemplo.
Es común tener una tarjeta de crédito dispuesta para gastos inesperados. Si no podemos hacer frente a un pago repentino solo con nuestros ahorros, al menos tendremos la opción de ir devolviendo poco a poco.
Ahora bien, abusar en exceso de la tarjeta de crédito puede ser un problema grave, pues es posible que se convierta en una fuga de dinero constante si no hacemos el uso debido y controlado.
Recordemos, además, que cuanto más debamos a la entidad financiera donde tenemos la tarjeta, más intereses estaremos pagando, por lo que, algo que nos costó un dinero concreto, al final puede ser mucho más caro por culpa de dichas tasas.
Organiza tus finanzas alrededor de tus necesidades contando con los gastos de la tarjeta, pero apura lo máximo posible hasta que la tengas que usar, así evitas pagar intereses de más. Y, siempre que sea posible, para solucionar una eventualidad, usa mejor el fondo de reserva.
Es una obviedad necesaria para disfrutar de unas finanzas personales saneadas y, aun así, no siempre se aplican. Es común que muchas personas gasten más de lo que ingresan, lo que las aboca a pedir préstamos y tarjetas de crédito que no hacen más que engordar la gran bola de nieve de la deuda.
Maneja todos los gastos y los ingresos, haz cuentas, prepara tus listas de previsiones y trata de mantener siempre una reserva de fondos para imprevistos, tal y como hemos remarcado ya hasta la saciedad.
Es posible que durante ciertas fechas tengamos la tentación de excedernos. Suele pasar en navidad, durante las vacaciones de verano o Semana Santa, etc. Esos momentos se pueden convertir en pequeños tumores financieros que provocan fugas enormes de dinero.
Mantener siempre el control de nuestros gastos y adecuarlos a nuestros ingresos es en todo momento la mejor opción para tener las finanzas personales saneadas. No lo olvides nunca.
Y, recuerda, si necesitas ayuda externa, echa un vistazo a nuestros coaches profesionales. Cualquiera de ellos te podrá ayudar en este aspecto para que tus finanzas personales estén siempre saneadas y adecuadas a tus posibilidades reales.
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