Cómo te ayuda el coaching a gestionar emociones - somoscoaching.com
13 abril 2022

Es una pregunta que hacen muchos futuros clientes a profesionales: ¿Cómo te ayuda el coaching a gestionar emociones? A continuación, pretendemos dar respuesta adecuada a esta cuestión. Sigue leyendo con atención y no pierdas detalle.

El coaching emocional

Dentro de los muchos tipos de coaching que se implementan en la actualidad, dado que los profesionales se han especializado mucho, uno de los más destacados es el emocional.

Como su propio nombre indica, el coaching emocional se centra en gestionar emociones. Es decir, el cliente o coachee va a aprender, de forma progresiva, descubriendo lo que lleva dentro según sus propias capacidades, a localizar, entender, aceptar y gestionar sus propias emociones.

Pero, más allá del trabajo diario que todos hemos de hacer con la inteligencia emocional, el coach también trabajará en otros sentidos. ¿En qué? Veamos cómo ayuda:

  • Lidiar con emociones dolorosas: tras la muerte de un ser querido, por ejemplo, después de perder el empleo, o siempre que estemos atravesando un momento complicado.
  • Desbloquear bloqueos emocionales: otro momento complejo en el que podemos necesitar ayuda para salir de un bache porque nos sentimos bloqueados e incapaces de avanzar.
  • Eliminar creencias limitantes: son creencias que nos dicen ser menos de lo que en realidad somos. Si no nos vemos capaces de alcanzar nuestros objetivos, no siempre es porque no somos capaces. En muchas ocasiones es porque no conocemos el camino ni sabemos cómo llegar.

Gracias al coaching, personas que no disfrutan de algo tan básico y beneficioso como el contacto humano más íntimo, aprenderán a abrazar. También a respetar las emociones propias y ajenas, logrando una notable resiliencia en su vida. Y, por supuesto, descubrirán cómo creer en sí mismas, cómo afrontar el dolor, cómo disfrutar del bienestar de manera más productiva y placentera, y así un largo etcétera.

¿Cuándo acudir a un coach especialista en gestionar emociones?

¿Cuándo debemos acudir a un coach especializado en gestionar emociones? Hay ciertos momentos que, como ya hemos visto, nos están indicando que no sería una mala idea pedir ayuda profesional. Por ejemplo:

  • Sentimos que no somos capaces de salir de una etapa de luto, por ejemplo.
  • Cuando no nos vemos capaces de cambiar nuestra forma de pensar, aunque somos conscientes de que nos están perjudicando y limitando.
  • Cuando creemos que podemos llegar a más, pero no encontramos los caminos adecuados para superar obstáculos y alcanzar objetivos.
  • En el momento en que veamos que nuestras emociones nos superan. En muchas ocasiones, nos dejamos llevar por ellas sin ser capaces de controlarlas, mantenerlas a raya o simplemente interpretarlas, comprenderlas y gestionarlas de forma adecuada.
  • Cuando pensemos que nuestras emociones son exageradas o disfuncionales.

Cambiar los pensamientos profundos que han anidado en nuestra personalidad desde tiempos inmemoriales no es sencillo. Todo ello es lo que nos define, lo que nos hace entender que nuestras emociones y formas de ver el mundo forja la manera en que somos y nos comportamos.

Es común decir frases tan tópicas como “yo soy así” o “no voy a cambiar”. Pero esas mismas sentencias, esa manera de proceder, también nos hace daño, nos limita, nos impide disfrutar del presente y mirar al futuro con esperanza.

Ahí entra en juego la labor del coach especializado en gestionar emociones. Nunca es tarde y siempre se puede mejorar. Así que, si consideras que estás en disposición de avanzar y dar el máximo que sabes que llevas dentro, es el momento de apostar por ti con la ayuda profesional adecuada.

Técnicas que se usan en coaching para aprender a gestionar emociones

Hay muchas técnicas a mano de los coaches para trabajar en la correcta gestión de las emociones. A continuación, vamos a descubrir algunas que han demostrado ser particularmente eficaces.

Sea como fuere, esta no es una ciencia exacta. Estas técnicas se aplicarán según el cliente o coachee. Lo que funciona para una persona no necesariamente tiene que hacerlo para otra. De ahí que el profesional, una vez conozca bien al individuo con el trabajará, decidirá cuál es la mejor metodología a aplicar para encontrar el camino adecuado de mejora y desarrollo.

Interrogatorio profundo

Es muy común. El coach la usa para conocer en profundidad a su cliente. Es decir, para entender más y mejor sus creencias más arraigadas, de forma que las pueda comprender.

Es habitual que tanto coach como coachee descubran cosas interesantes a raíz de estos cuestionarios. Creencias, emociones, problemas enquistados y profundos… Cambia la perspectiva una vez acabado el proceso.

El profesional utilizará diversas técnicas para arrancar la verdad en el cuestionario. En cualquier caso, hay que trabajar con la sinceridad por delante, sabiendo que del resultado dependerá en buena medida el trabajo que hay por hacer y la implantación de nuevos procesos por parte del coach.

Investigación

Es común que el cliente cuente ciertas suposiciones sobre cómo cree que funciona el mundo, cuál es el escenario en que trabaja y qué considera que puede hacer para lograr sus objetivos. Así es como, a continuación, el coach le pide al coachee que investigue, que busque pruebas que demuestren que dichas afirmaciones son reales.

En un elevadísimo porcentaje, los clientes quedan sorprendidos al observar por sí mismos, tras sus indagaciones y pruebas, que buena parte de sus creencias previas estaban equivocadas. Así que, por eso, esta es una técnica muy útil que utilizan muchos coaches para tener un primer impulso desde el que trabajar.

Cambio hacia un enfoque positivo

A partir de aquí, el coach tiene que procurar que su cliente, por sí mismo, a través de sus posibilidades y de la transformación de sus creencias, encuentre la manera de cambiar hacia enfoques positivos.

El coachee debe centrarse en sus desafíos. En este caso, hablamos de la gestión adecuada de las emociones. Para ello, ha de ir descubriendo, poco a poco, con ayuda del profesional, qué recursos necesita para cumplir sus objetivos. Y así, recordando y logrando pequeños triunfos, irá avanzando en sus logros hasta llegar a las metas propuestas.

Encontrar nuevos puntos de vista

Este es uno de los puntos clave que debe buscar todo coach para operar el cambio en sus clientes. Si el coachee, o cualquier persona, lo ve todo siempre desde el mismo punto de vista, en todo momento buscará idénticas soluciones para idénticos problemas. Si dichas soluciones no funcionan, o no lo hacen como deben, ¿de qué sirve?

Así pues, a través de diferentes métodos que ponga en práctica el profesional, el cliente, poco a poco, y de forma natural, irá variando, encontrando nuevas fórmulas para afrontar problemas y situaciones habituales.

Aceptación de emociones

Una persona que cree estar siempre alegre puede ser que no acepte que las emociones como la tristeza o la ira también están ahí. Sin embargo, si no están siendo aceptadas, provocarán que ese individuo ofrezca una falsa imagen de felicidad que no se corresponde con la realidad.

El coach conoce técnicas propias que ayudan a que las personas acepten las emociones, sean cuales sean. Pero, ojo, hablamos de aceptar. Es decir, saber que están ahí, que a veces aparecen, sean buenas o malas, y que no por ello somos peores personas. En todo caso, identificarlas, comprenderlas y aceptarlas es un primer paso para poder gestionarlas.

Enfoque en las reacciones corporales

Las reacciones corporales muestran mucha comunicación no verbal que ojos bien entrenados son capaces de comprender y analizar. Por eso es normal que el coach haga ciertas preguntas que, aunque al cliente le puedan parecer extrañas y ajenas, no lo son.

A raíz de las percepciones que se almacenan en el interior de cada individuo, a veces el cuerpo es tan inteligente que sabe cómo darles salida, pero no así la mente. Ahí radica la capacidad del profesional para saber analizar y aplicar las técnicas adecuadas para que todo eso salga a la luz.

Concentración en el cambio de una situación indeseada

Es común que cuando una persona está molesta por algo, se concentre en cambiar sus emociones. Es decir, al implicarse en una relación íntima con alguien y ve que la cosa no va bien, o que está inmersa en un trabajo que no le gusta, o que tiene un trato distante con un amigo o familiar… Busca la manera de hacer que sean sus emociones las que cambien.

Bien, en el campo del coaching que enseña a gestionar emociones, esta es una forma errónea de proceder. La clave no está en variar nuestros sentimientos, sino en transformar la situación que los está desencadenando. ¿Cómo? Hablando con sinceridad, cambiando de trabajo o haciendo lo que sea necesario para que la situación que produce malestar varíe y mejore.

Afirmaciones

Entendemos por afirmaciones aquellos mensajes positivos que nos ayudan a mejorar. Pueden ser escritos, escuchados o pronunciados. El caso es que, a medida que se repitan, sean absorbidos y aceptados como ciertos.

Hipnosis

No es tan común, pero sí la practican algunos coaches especializados en la gestión de emociones. A través de esta técnica se accede al subconsciente del cliente para trabajar en la sanación de recuerdos dolorosos. También se realizan sugerencias positivas y se ayuda a sentir y pensar de una manera más afirmativa y optimizada. 

Visualización

Es un proceso en el que el cliente describe su futuro ideal. Para ello, se incluyen detalles realistas y se evocan imágenes certeras que se asemejen a lo que ocurre en la actualidad. Así, cuando sabemos hacia dónde queremos ir y cómo llegar, toda nuestra energía cambia y se centra en la consecución de ese objetivo. Esto hace que nuestras emociones, de forma sutil, también vayan cambiando para convertir nuestra visión en algo real y palpable.

Ejercicios de respiración 

La respiración es muy importante por muchos motivos. Cuando se respira profundamente, se logra un nivel de relajación muy elevado. De hecho, es clave incluso para meditar o practicar mindfulness, entre otras técnicas.

Durante una sesión de entrenamiento, las diversas metodologías existentes al alcance del coach experto ayudan a que el cliente aprenda a gestionar sus emociones. Y, una vez se hacen mientras dura la sesión, el coachee las aprende para aplicarlas en su vida diaria.

Cambio emocional progresivo

Un enfoque adecuado desde el punto de vista del coaching para la gestión emocional adecuada implica que el profesional entiende que el cambio que se obrará en el cliente es progresivo y lento.

Pasados muchos años de costumbres, una persona no puede sentirse como quiera, pues no es algo así de sencillo. Es decir, los coaches enseñan a sus clientes a comprender que los cambios son lentos, pero a su vez progresivos y, si queremos, inexorables e imparables.

Conversación significativa

El coach no entrará en discusiones con sus coachees. Es decir, no juzgará las creencias de los clientes, ni les dirá si son mejores o peores. No es esa la labor del entrenador emocional.

Eso sí, todo profesional entablará conversaciones profundas y significativas. ¿Para qué? Para demostrar que el cliente es él mismo el que mejor sabe cómo es, cómo se siente, en qué cree. Así, poco a poco, podrá cambiar creencias y opiniones profundamente arraigadas por otras que tal vez también estaban ahí, pero no había salido a la luz todavía.

Creación de espacios positivos y de crecimiento

El coach emocional evita la negatividad. De hecho, su labor es crear un espacio seguro, de crecimiento, en el que prime la positividad y en el que su cliente pueda potenciar sus posibilidades sintiéndose cómodo y protegido.

Evita el uso de predicciones

El coach experto en gestionar emociones, y en realidad cualquier profesional del coaching, evita hacer predicciones. No conoce el futuro, por lo que no amenaza con que lo que venga será peor si no nos movemos y no cambiamos. Pero sí que usa el tono positivo y propositivo para lograr que sus clientes avancen, que no se queden parados, adheridos a viejas costumbres y comportamientos o sentimientos limitantes y dolorosos.

Es decir, se aplican técnicas no predictivas que se adaptarán a la personalidad y necesidades de cada coachee. Por eso el profesional observa, aprende y actúa. Y, a partir de ahí, cada persona debe encontrar su propio potencial en su interior.

Ahora que sabes cómo te ayuda el coaching a gestionar emociones, ¿por qué no apuestas por estos profesionales? Echa un vistazo a este enlace y encuentra al profesional que te permitirá conocerte más y mejor.

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