11 tipos de liderazgo: ¿Cuál es el tuyo? - somoscoaching.com
8 junio 2022

En efecto, existen diversos tipos de liderazgo. Mucha gente piensa que solo hay uno, que un líder es un líder, y que nace, no se hace. Sin embargo, quienes conocemos mejor la psicología subyacente en este asunto y quienes trabajamos en el mundo del coaching hemos aprendido que hay mucho más tras la creación de un gran líder.

En cualquier caso, todos los buenos líderes tienen bastante en común. Suelen ser personas excepcionales, capaces de idear grandes logros gracias a su visión clara y su capacidad para trabajar, para inspirar y para motivar.

Y, aun así, también hay muchos elementos que caracterizan a un buen líder y que difieren de forma notable, tal y como vamos a demostrar en las próximas líneas. Toma nota, pues arrancamos.

Los tipos de liderazgo

Dicho esto, e introducido el tema, vamos a ir conociendo los diversos tipos de liderazgo con los que nos podemos encontrar hoy en día. Pero, antes de comenzar, un recordatorio: no todo lo que veremos a continuación es positivo al 100%. Como suele pasar, cada cosa tiene su parte buena, y también su parte mala. Arrancamos.

El liderazgo autoritario

También llamado liderazgo autocrático, lo ejercen aquellas personas que poseen un control férreo sobre sus colaboradores. Todas las decisiones se centralizan en un individuo que tiene una visión del panorama y organiza tareas y necesidades según surjan, pero no suele hacer partícipe al grupo de sus elecciones.

Sea como sea, no pensemos en líderes autoritarios desagradables. El hecho de ejercer el liderazgo los faculta para comportarse de forma poco hostil, incluso agradable, pero generalmente son impersonales.

Eso sí, son figuras que priorizan su aprendizaje, imponen su visión, no aceptan demasiadas opiniones ajenas y tienden a ignorar a aquellos que difieren de su enfoque del proyecto.

Todo ello implica ciertas ventajas, pues son buenos trabajando con plazos cortos y bajo presión, actúan de forma decisiva y suelen ser expertos en su materia.

Ahora bien, su estilo de liderazgo no tiende a promover la creatividad, el trabajo en equipo y la apertura de mente. De hecho, suelen ser obstinados y dominantes.

El liderazgo participativo

Vamos con un nuevo tipo de liderazgo, en este caso, también llamado democrático. Se caracteriza por la política de brazos abiertos a las opiniones de todos los miembros del equipo.

Bajo el mando de un líder participativo todas las opiniones son escuchadas y tienen cabida, lo que suele crear un buen ambiente laboral, muy colaborativo.

Dicho esto, añadir que estos tipos de liderazgo suelen priorizar al aprendizaje grupal, escuchan todas las opiniones, consensuan las soluciones, mejoran resultados y obtienen finales muy diversos.

Entre los beneficios, se apuesta por la calidad, por el compromiso y por la motivación elevada como fin último.

Ahora bien, también es cierto que pueden ser menos productivos, sobre todo trabajando bajo presión, y en especial si no se logra involucrar a todos y cada uno de los miembros del grupo.

El liderazgo que delega

También llamado liderazgo laissez-faire, destaca porque los líderes delegan gran parte de sus tareas en sus colaboradores. Es decir, dejan hacer y otorgan total libertad a los miembros del grupo, ofreciendo, además, poca orientación.

Es un líder que se separa del grupo y prefiere no interrumpir. No suele comentar y deja que sean los demás quienes decidan. Por tanto, también tienden a esperar resultados finales excepcionales, y podrían incluso no intervenir cuando hay discrepancias. Es más, transmiten recursos, pero apuestan por la iniciativa de los demás, que eligen cómo proceder.

Entre las ventajas, destacan por formar grupos de gente muy experta y con alta cualificación. Además, valoran la autonomía de los demás, lo que hace que los colaboradores encuentren gran satisfacción en lo que hacen y se sientan muy implicados.

En cualquier caso, un líder que delega en exceso también encuentra ciertas desventajas. Por ejemplo, no siempre las responsabilidades y los roles del personal están claros, lo que podría derivar en un mal ambiente de trabajo en el que nadie quiera asumir responsabilidades porque no están bien definidas.

El liderazgo visionario

En este caso, el líder visionario es una persona con una gran capacidad para ver a largo plazo qué sucederá. Además, suelen ser personas con alta habilidad para motivar y para inspirar a los demás.

Entre los tipos de liderazgo existentes, este tiende a ser de los más útiles cuando se acercan épocas de cambio importantes. Si una empresa no tiene una orientación clara, estas personas con visión espléndida a medio y largo plazo son activos ideales para fortalecer los procesos con vistas al futuro.

Da gusto confiar en una persona con visión de conjunto que impide que los demás vayan a ciegas. Ahora bien, cuando el equipo a su cargo es experimentado, sus capacidades para influir en los demás suelen mermar.

Entre los beneficios, no obstante, está la inspiración, el buen reparto de roles y el contar con una persona hábil, capaz de desarrollar planes de contingencia, que no pierde el enfoque en el objetivo final.

Ahora bien, su capacidad de enfrentar cualquier desafío contrasta con su falta de concentración en las tareas a corto plazo y en la vinculación de su personalidad a la visión que tiene del futuro, así como cierta falta de escucha activa hacia las ideas y aportaciones de otros miembros del equipo.

El liderazgo de entrenador

También llamado liderazgo tipo coaching, es el que muestra líderes con altas capacidades para identificar fortalezas y debilidades en los miembros de su grupo. Como tal, no solo los descubre, también los ayuda a potenciar y mejorar cuando es necesario.

Suelen ser líderes creativos, con alta predisposición a la colaboración con los demás. Aportan opiniones e ideas concretas y dan autonomía a las personas para que ellas mismas se vayan desarrollando.

Entre las ventajas destacan los ambientes motivadores que suelen implantar. También aclaran bien las expectativas, facilitan el desarrollo de competencias y mejoran la competitividad de las empresas, pues siempre están dispuestos a ayudar para que todo el mundo mejore su productividad.

Por otro lado, son personas con mucha paciencia, que requieren de tiempo para desarrollar sus políticas, y que solo funcionan con equipos que realmente estén dispuestos a recibir su ayuda y su liderazgo, ya que dependen bastante de la calidad de las relaciones, y si hay resistencias y falta de química, su fuerza puede desfallecer.

El liderazgo afiliativo

Entre los tipos de liderazgo que se centran en las relaciones humanas, este es el más claro ejemplo. Es decir, el líder trabaja en generar un ambiente armónico en el que actuar por medio de su carisma, fomentando las relaciones en el espacio laboral, buscando siempre la afiliación, la colaboración y el positivismo.

Es decir, es una persona que ayuda cuando sea necesario. Se especializa también en la creación de equipos y se implica en las crisis para encontrar las mejores soluciones que fortalezcan al grupo.

Entre las ventajas, sin duda destaca por aportar siempre comentarios positivos y constructivos. También ataja de inmediato los conflictos interpersonales, reduce el estrés, hace que los miembros del grupo se sientan importantes y logra grupos unidos en los que los individuos se dan apoyo mutuo.

Por otra parte, se puede centrar demasiado en caer bien, y menos en los objetivos. Esto, por su lado, podría provocar bajos rendimientos, falta de conciencia de que no todo es perfecto y exceso de dependencia del grupo en su líder, que no sabrá qué hacer sin su apoyo.

El liderazgo democrático

Entre los diferentes tipos de liderazgo, encontramos este que es muy similar al ya visto y que hemos considerado como participativo. En este caso, de la misma forma, se comparten ideas y se promueve que todos los miembros del equipo se impliquen de forma activa, sintiéndose empoderados e importantes.

El líder tendrá la última palabra, pero rara vez tomará decisiones no consensuadas previamente o que no tengan una mayoría de opiniones a favor. Y es que los aportes de los integrantes serán básicos y se utilizarán para superar toda clase de situaciones que se presenten.

Entre las ventajas que ofrecen estos perfiles encontramos lo mucho que propician la innovación y la creatividad. Además, también hacen apuestas claras por el compromiso y la confianza, buscando objetivos cristalinos entre todos.

Por otra parte, podría darse el caso de que una colaboración óptima tarde demasiado tiempo, así como la pérdida de los empleados en las decisiones del líder o que todos en el grupo sean demasiado expertos.

El liderazgo que marca el paso

Un líder que marca el paso es un ejemplo de productividad, calidad y rendimiento. Es decir, es el espejo en el que se miran los colaboradores, que han de seguir su ritmo.

Este tipo de liderazgo es muy eficaz cuando el líder es motivador y marca los objetivos con claridad. Es decir, establece calendarios y planes cristalinos para obtener metas según sean necesarias.

Sin duda, son líderes que obtienen resultados basados en calendarios optimizados, ya que extraen lo mejor de sus colaboradores. En los informes de progreso se muestran eficientes y resolutivos.

Ahora bien, podrían abrumar a los empleados si se exceden en el trabajo, acabando por desmotivar. Eso haría que los colaboradores pierdan confianza en su líder si éste está demasiado centrado en los resultados y no tanto en los trabajadores.

El liderazgo dominante

Similar a un liderazgo directivo o coercitivo, muestra a una persona con los objetivos claros que comunica bien y que espera ser seguida según los procedimientos y estructuras marcadas.

Es habitual usarlo cuando los miembros del equipo no poseen mucha experiencia ni gran habilidad. Es ahí cuando se estructura una política de trabajo que enseñe a los individuos. Aunque también se usa en situaciones de emergencia, cuando no hay tiempo para el debate.

Entre las ventajas destacan las expectativas claras, la utilidad en momentos de crisis, la mejora de los empleados no cualificados y la identificación de los miembros del equipo.

No obstante, un líder dominante puede fallar ante miembros con elevada experiencia. Además, no apuesta por la creatividad y por la colaboración, lo que podría reducir la moral del equipo. Una gran dependencia de una figura así también puede ser perjudicial, incluso llegando a transformar al líder en un autócrata.

El líder transformacional

Entre los tipos de liderazgo más comunes encontramos el transformacional, parecido al transaccional, que centra su trabajo en el apoyo mutuo para alcanzar un nivel de motivación elevado.

Los líderes transformacionales se ganan el respeto de sus seguidores, por lo que los motivan a través de la consideración, la estimulación intelectual, la influencia inspiradora y la solidaridad.

Entre las ventajas, destacan el uso de herramientas de coaching. Esto empodera a los miembros del equipo, que se vuelven más eficientes y habilidosos. Además, los grupos encuentran causas comunes y se sienten con libertad para avanzar.

En la parte más negativa, ciertas tareas pequeñas pueden ser pasadas por alto, además de que el líder, permanentemente implicado, podría acabar por presionar mucho a sus colaboradores. Por tanto, los objetivos del grupo se han de alinear con los de la empresa para que no haya desajustes y faltas de acuerdo.

El liderazgo transaccional

Finalizamos los tipos de liderazgo con el transaccional, muy similar al anterior. En este caso, el individuo utiliza castigos y recompensas para motivar a sus equipos. Se crean cadenas de mando muy claras que tratan de fabricar rendimientos óptimos si se siguen las instrucciones. Esta clase de líderes suelen controlar mucho a sus grupos.

Entre las ventajas, es obvio que el líder posee un papel claro, y como tal actúa, por lo que todo el mundo sabe qué hacer. Además, funciona bien bajo presión y estado de crisis, pues cualquier sabe cuál es su rol y qué se espera de él.

Sin embargo, encontramos otras desventajas, como la reducción de la creatividad y libertad de los miembros. No hay apoyo emocional, no se reconocen las iniciativas individuales y, a largo plazo, podría no funcionar bien, pues suele centrarse más bien en objetivos a corto plazo.

Elige a tu coach ejecutivo para ser un gran líder

Estos son, a grandes rasgos, los principales tipos de liderazgo. Si bien se pueden mezclar unos con otros, es habitual encontrarlos entre los líderes del momento. ¿Cuál crees que es el tuyo? Si consideras que puedes ser mejor todavía, recuerda, un coach te puede ayudar a optimizar tus funciones y maximizar tus objetivos.

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