El coaching sistémico es uno de los métodos más interesantes para lograr progresos importantes como individuos o como grupos. Aquí se trabaja de forma efectiva en la detección de un problema, el análisis y la resolución.
El coaching sistémico
Como su propio nombre indica, este tipo de coaching radica en el trabajo sobre un sistema. Así pues, a través del grupo y de cada individuo, se puede crear un nuevo sistema de actitudes, experiencias y situaciones nuevas que ayuden a solventar problemas organizacionales antes de que se enquisten.
Por lo general, esta modalidad de coaching se aplica a las empresas para que repercutan por medio de sus bondades en la mejora de todo el equipo de trabajo desde un punto de vista sensato.
Las leyes
Para que este tipo de coaching funcione, se deben cuidar las conocidas como leyes sistémicas. Estas son:
- Ley de pertenencia: los colaboradores crean vínculos fuertes con su empresa.
- Ley de antigüedad: los primeros en llegar tienen preferencia emocional en la empresa.
- Ley de equilibrio: ha de haber un equilibrio sensato entre lo que se recibe y lo que se da.
- Ley de jerarquía: cuanta mayor responsabilidad en la empresa, mayor respeto se ha de tener por su labor.
- Ley de reconocimiento: se reconoce a aquellos que aportan más y tienen un mejor rendimiento.
- Ley de aceptación: se reconocen y aceptan las reglas, normas, valores, visiones y misiones de la empresa.
Las ventajas
Todo ello nos permite obtener excelentes ventajas:
- Detección de causas de conflicto.
- Entendimiento de causas que impiden avanzar.
- Planteo de alternativas y prevención de problemas.
- Mejora de la comunicación interna y de los liderazgos.
- Negociaciones más coherentes.
- Miradas sistémicas para minimizar conflictos y anticiparse a efectos negativos.
El coaching sistémico lleva años implantándose en multitud de empresas con enorme éxito. Sin duda, es una tipología muy enfocada al organigrama corporativo, de ahí que resulte tan útil y eficiente.
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