Cómo educar niños felices - somoscoaching.com
13 octubre 2022

Muchos padres se preguntan cómo educar niños felices y no encuentran las claves de esta actividad necesaria para la estabilidad de sus hijos. ¿Es posible hacerlo? Sin duda, lo es, y vamos a descubrir cómo.

Es normal hacerse preguntas. ¿Es mejor una disciplina más bien rígida y fuerte? ¿Sería más positivo apostar por mayor laxitud para evitar frustraciones infantiles? ¿Cuál es la opción ideal?

Lo cierto es que cada familia es un mundo, cada niño tiene su propia personalidad y cada padre o madre también. Ahora bien, sí que hay ciertas claves comunes que podemos poder en práctica adaptándolas a las necesidades e inquietudes de cada uno de los chicos que criemos y eduquemos.

Para ello, debemos entrenar y aprender. ¿Por qué? Porque, según datos del psicólogo especializado Rafael Guerrero, un elevado porcentaje de padres y madres, en torno al 60%, no han recibido apego seguro durante su crianza y desarrollo. ¿Qué quiere decir? Que si no se conoce y no se aprende, es imposible traspasarlo a los hijos.

¿Cómo podemos aprender qué es el apego seguro para criar a nuestros hijos bajo el amparo de una disciplina positiva adecuada? Poniéndonos en manos de especialistas. Por ejemplo, un coach especializado, un psicólogo, etc.

Ya hemos hablado aquí el coaching infantil. Pero también disponemos del coaching personal, que nos ayuda a sentirnos mejores, más plenos, más felices, y así es como podemos lograr que también nuestros peques crezcan de forma maravillosa, en un entorno adecuado a sus necesidades.

Descubre cómo educar niños felices

Para entender cómo educar niños felices, vamos a centrar nuestros consejos en una técnica basada en una serie de claves diseñadas por las expertas psicólogas Iben Dissing Sandahl y Jessica Joelle Alexander.

Ambas son autoras del libro Cómo criar niños felices, y ahí han desgranado todos los puntos fuertes basados tanto en sus investigaciones como en sus propias experiencias personales.

Además, ambas afirman que, con un adecuado conocimiento llevado a la práctica, podemos criar niños fuertes, con elevada seguridad emocional, tanto que, a posteriori, tras crecer en un ambiente seguro, se convierten en adultos igualmente felices.

¿Cómo se logra tal cosa? Siempre con los pies en el suelo, apegados a la realidad, pero sin dar la espalda al juego libre, al optimismo, a la empatía, al realismo, a la autenticidad, a la responsabilidad y no a la obediencia obligatoria. Veamos cómo se hace.

Enseñar a jugar

Algunos padres se obsesionan con que sus hijos estén preparados para la vida. Otros, por su parte, generan cuadros de ansiedad en su necesidad de sobreprotección de los niños evitando a toda costa que jamás se frustren.

A veces, estas situaciones aparecen con tanta fuerza que terminan por convertirse en obsesiones paternas que en nada benefician a los niños. Y, ¿qué conseguimos así? Trasladamos a los infantes nuestras propias obsesiones de adultos, nuestros miedos y nuestras ansiedades.

Por ello, las dos psicólogas especialistas que dan vida a nuestro artículo invitan a los padres a enseñar usando la resiliencia y la empatía, a jugar con sus hijos, y a enseñarles el juego libre de forma divertida y amena.

Con esto, los peques aprenden la habilidad de levantarse si se caen. Es decir, descubren cómo regular sus emociones, cómo lidiar con su propio estrés, logrando así una mentalidad funcional y saludable.

Por todo ello, debemos dar tiempo libre el niño, evitando exceso de pantallas en su entorno, interviniendo poco en el juego entre iguales, permitiendo que los peques exploren el mundo, fomentando la diversidad, evitando fingir y dándole mucho espacio para que sean nuestros hijos quienes descubran cuanto les rodea. 

Deja que tu peque sea auténtico

La autenticidad es clave en el correcto desarrollo de los niños. Muchos padres están muy preocupados de que sus hijos no digan nada inconveniente, no se manchen mientras juegan y, en definitiva, en coartar ciertos elementos inherentes a los niños.

Pero solo desde de la autenticidad, desde la naturalidad y desde el autoconocimiento podemos lograr que nuestros hijos sean valientes, sean honestos consigo mismos y actúen sin esconderse ante los demás.

Hace falta una honestidad emocional elevada para ser uno mismo, sin tapar vergüenzas, mostrando nuestra forma de ser, nuestras emociones y nuestra personalidad.

Estar en constante contacto con nuestras emociones, sin ignorarlas, nos ayuda a conocerlas y reconocerlas mejor y, por supuesto, también a llevar una correcta gestión de las mismas.

Desde la honestidad podemos lograr que nuestros niños sean humildes. De esta forma necesitarán menos halagos para sentirse bien, pero querrán mejorar. Solo con la sinceridad se convertirán en chicos auténticos.

Por tanto, recuerda la importancia de la honestidad, la sinceridad, la gestión correcta de emociones, el enfoque en el esfuerzo, la no comparación con otros niños y la comunicación asertiva y productiva para crear el caldo de cultivo ideal.

Usa la redefinición para buscar puntos de vista positivos

Seguimos viendo cómo educar niños felices dando una tercera clave importante, la del positivismo. Y es que si somos optimistas, pero mantenemos los pies en la tierra, con realismo, podemos ganar mucho.

Una persona considerada optimista realista aprende a ignorar información negativa no necesaria, evitando palabras y hechos que, en realidad, no le aportan gran cosa.

Estas personas entienden que los retos a superar han de ser realistas, ni muy complicados, ni muy simples. Así pues, motivan a los niños para que se enfoquen en sus logros, sabiendo que de esa forma pueden alcanzar sus metas.

De esta forma se puede evitar la negatividad innecesaria redefiniendo una situación desde un prisma más positivo. También ayuda a reducir el uso del lenguaje limitante, igual que sirve para separar acciones según su calificación, para hacerse preguntas productivas y para no perder nunca el sentido del humor.

La necesidad de una correcta y adecuada empatía

La empatía va a ser primordial a lo largo de todo el proceso. Saber cómo educar niños felices exige que seamos capaces de ponernos en la piel de nuestros hijos para entender qué están sintiendo.

Recordemos que comprender a los peques no requiere de nuestra implicación emocional. Si lo hacemos así, más que empatía estaremos sintiendo simpatía, y desde ese prisma es más difícil ayudar.

Las autoras antes mencionadas afirman que, según estudios consultados, el nivel de empatía entre los jóvenes estadounidenses ha caído un 50% desde el año 1980. Es decir, han observado un crecimiento muy elevado y preocupante del narcisismo, que se duplica.

A esta situación se llega a través de una visión del mundo unidimensional en el que se entiende que solo se alcanza el éxito por medio de la competitividad extrema. Eso hace que la gente desconecte de sus propias emociones, y, por supuesto, de las de los demás. 

¿Cómo podemos mejorar? Un detalle clave es no decir a los niños cómo deben sentirse. Hemos de permitirles la libertad de que se desarrollen como son, capaces de identificar y reconocer sus emociones, permitiéndoles que las expresen y, a medida que crecen, mostrándoles cómo gestionarlas de una forma adecuada.

Si los peques se desconectan de sus emociones, podemos provocar daños complejos de reparar. Por tanto, conviene enseñarles la importancia del esfuerzo por entender a los demás, por leer, por mantener relaciones sólidas y significativas, y por perder el miedo a sentirse vulnerables. Por supuesto, es ideal que entablen amistad con otras personas igualmente empáticas.

Dejar de usar mensajes apocalípticos

Esos mensajes apocalípticos en los que parece que si el niño no hace algo en concreto va a sufrir unas consecuencias terribles deben ser abandonados de forma definitiva. El ultimátum no sienta nada bien a los peques y les ofrece una imagen de la vida en la que todo es blanco o negro, y no es cierto en absoluto.

Un sistema de crianza basado en la democracia busca que el niño actúe según su propia responsabilidad, y no por obligación u obediencia. Las autoras del método que aquí nos ocupa habla del respeto construido a ambos lados del espectro. Es decir, respetar a los chicos para que estos nos respeten, alejándonos de la educación basada en el miedo.

Así pues, no podemos entender la crianza como una batalla continua. De hecho, hemos de buscar otras perspectivas más halagüeñas y democráticas. Y, en ese sentido, como adultos, pensar si de verdad es tan importante que el niño haga siempre lo que le pedimos a pies juntillas, casi como si se viviera en un régimen castrense.

Pensemos como padres en qué podemos ceder, pues ciertos actos en realidad no son tan importantes. Si se ensucian jugando, hay que entender que son niños. Si no lo hacen ahora, ¿cuándo lo harán? Así que, si quieren ir despeinados o con ropa vieja porque es más cómoda, ¿perdemos tanto por ceder en estos terrenos?

No olvidemos que los niños van a ir madurando. Es importante que tengan límites, pero que los mismos sean congruentes. Así, a medida que crecen, irán descubriendo la importancia de los mismos, y ellos se los aplicarán.

Por todo ello es clave no criticar al niño directamente, aunque sí podamos criticar ciertos comportamientos. Evitemos las luchas de poder, busquemos soluciones en las que todo el mundo salga beneficiado y no usemos las culpas por sistema. Si redefinimos nuestra visión de los peques, evitando las frases grandilocuentes y tremebundas, aceptando los sentimientos y usando la escucha activa, ganaremos mucho terreno en el nivel educativo infantil.

Refuerzo de la unión

Una nueva clave para saber cómo educar niños felices habla del refuerzo de la unión como familia, entre personas que se quieren y se respetan, y que desean levantar un proyecto de vida todos juntos.

Los daneses hablan del término Hygge, que define algo así como el placer de vivir feliz en comunidad. ¿Por qué? Jamás hay que olvidar que los seres humanos somos seres sociales y sociables. Sentirnos conectados a otras personas nos otorga un propósito, un significado para nuestras vidas.

Otro autor de enorme relevancia a nivel mundial es Tal Ben Shahar, profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard y uno de los mayores especialistas en felicidad del mundo. Y él, después de muchos estudios y trabajo de campo, advierte de la necesidad de vivir experiencias significativas y, a su vez, de disfrutar de relaciones igualmente significativas, que calen hondo y nos ofrezcan placer en compañía de iguales.

Así pues, sentirnos parte de algo más grande que nosotros, en compañía de otros, es vital. Y siendo así, saber cómo educar niños felices implica entender que han de formar parte de su comunidad, de su familia y de su entorno social. De esta forma serán más plenos, autosuficientes y responsables, pues estas actividades les dan seguridad y confianza.

Cómo reforzar las uniones sociales

Veamos algunos consejos que la filosofía de vida llamada Hygge ofrece para reforzar la unión social y la vida en comunidad.

Pactos en familia

Buscar momentos de conexión con la familia más cercana refuerza la unión y el disfrute de todos sus miembros.

Un respiro para dejar de quejarnos

A veces, casi sin querer, nos instalamos en la queja permanente, y eso puede llegar al niño. Evitemos tal actividad para que todos en familia crezcamos felices.

Diversión en comunidad

Divertirse con los peques, con la familia, con los amigos. ¿Hay algo más bonito que una afición o un juego compartido?

No complicar nada

No hagamos montañas de granos de arena. Vayamos siempre a lo más sencillo, a lo simple.

Animar a estar en el presente

Educar niños felices es hacerles entender que lo que viven es el aquí y el ahora, no el ayer o el mañana. Pueden usar sus sueños y su bagaje pasado en su beneficio, pero todo ocurre en este preciso momento, ni antes ni después.

Otras posibilidades

Encontramos más posibilidades para vivir en la felicidad. Por ejemplo, confiando en nosotros mismos y traspasándolo a los peques; fomentar el juego y el trabajo en equipo; crear grupos con intereses compartidos; enseñar a los hijos que la familia es un grupo unido y feliz…

Ya tienes ciertas nociones para educar niños felices. Ahora, si quieres saber más, puedes contactar con alguno de nuestros coaches especializados. Seguro que ellos te ayudan a subir al siguiente nivel.

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